Williamescos

Sitio de los Williamescos: Compañeros de Generación de los años 50 del Colegio Williams en la Ciudad de México. La base de este grupo de muchachos de la tercera juventud es quienes cursamos el 1ro de primaria en 1951 y salimos en 3ro de secundaria de 1959. Desde entonces nos hemos venido reuniendo regularmente sin faltar un solo año. Este sitio es para tratar los temas de la amistad, las raíces compartidas, y el afecto por la escuela que ayudó a forjarnos.

Busca aquí

jueves, 24 de julio de 2008

Rudy decide cocinar

El Arquitecto Jesús Goyeneche pasó a visitarme el sábado 19 de junio del 2008 para examinar el estatus del proyecto “Recuerdos del Williams”, mismo día en que el Señor Rodolfo Vega Pasalagua me solicitó el uso de mi cocina para cocinar.

“Maestro” –me dijo- “tengo ganas de cocinar un cóctel de cangrejo y asar unas buenas carnes.”
-Sí, como no -le dije- haz lo que quieras. No me tienes que pedir permiso.
“Claro, eso va por descontado” -me respondió- “pero lo voy a hacer en tu casa, tu sabes por el jardín…, claro” –agregó bondadosamente- “tú y tu señora están invitados.”

Así es que después de trabajar en el proyecto, Chucho Goyeneche se quedó a saborear la comida de Rudy Vega Pasalabotella. Pero antes de empezar con el cóctel, me di cuenta que no parecía de cangrejo, sino de camarones.

“Oye” –le pregunte a Rudy- “este cangrejo se parece mucho a un camarón”.
A lo que me contestó: - “cangrejo, camarón, carajo que más da, ambos son crustáceos, ¿cuál es la diferencia pinche Flopis? Carajo, aparte de ser invitado, ahora sales criticón”.
Acto seguido, se levantó molesto, bajó a mi cava y sacó varias botellas de vino blanco.

Ya a punto de comenzar con el cóctel, sonó el timbre y llegaron los señores veterinarios Gustavo Antonio Castillo de la Torre y Jorge Horacio Perfecto Solís Cámara Gómez. A quienes Rudy magnánimamente había invitado. “Pásenle, pásenle" -les dijo- "están ustedes en su casa.” Como me encontraba en minoría, y dada la agresividad natural de los susodichos, opté por quedarme callado ante la impúdica invasión de mi hogar y mis vinos. No obstante, Rudy Pegaalabotella se la pasó quejándose de que tuvo que traer su propia botella de whisky puesto que en mi pinche casa nunca había whisky.

Chucho Pelucho preguntó si nos juntábamos todos los sábados a comer cosas ricas. El huevo le dijo que a güevo. El mosco le informó que nos juntábamos a burlarnos de la política, y a hablar de la familia y de los amigos. Mientras que Rudy gritaba "pásame la sal", "dame un poquito más de vino", “ya prende el fuego pinche Flopis” y amables frases por el estilo.

Después de comer, Rudi exclamó: "Fuma, come y bebe, que la vida es breve... A cantar se ha dicho señores." Así es que pasamos a la sala a cantar y a tocar el piano, hasta las 10 de la noche en que los autoinvitados decidieron que la comida y tertulia habían terminado y se marcharon caminado chistoso y con los ojitos de huevos de tortuga, dejando atrás no solo un desmadre de cocina, un tiradero en la sala y comedor, los cadáveres de varias botellas vacías, sino también un día más de gratos recuerdos de convivencia con los compañeros del Williams.

A continuación presentamos algunas fotos de la reunión.


viernes, 11 de julio de 2008

Generaciones de Luis Gutiérrez Poucel: 1950 a 1961

Salí del kínder Benito Juárez, después de un solo año en 1949, aun cuando debería de haber cursado un segundo o un tercer año antes de entrar a primaria, mi madre decidió enviarme al Colegio Williams por ser muy apegado a mi hermano mayor Francisco a quien habían inscrito en dicha escuela. Así es que entré a los cuatro años de edad al Williams, por lo que pasé algunos momentos difíciles dado que mis compañeros me llevaban dos o tres años de ventaja. Por ser muy chico, me hicieron repetir el 1ro y el 2do año de primaria, luego salí un año a Estados Unidos en 1959, por lo cual estuve 12 años en el Colegio Williams, formando, de tal manera, parte de las generaciones 58, 59, 60 y 61.

Caray, recordar es volver a vivir, los recuerdos de mi infancia y adolescencia en el colegio Williams no solamente quedaron registrados en mi mente, sino se manifestaron en los grandes lazos de amistad con los que fueron mis compañeros, lazos forjados por la formación conjunta y el cariño del crecimiento compartido. Probablemente la enseñanza más profunda de nuestro querido Williams fue la nobleza de espíritu y la fortaleza de la lucha diaria.

A continuación, comparto algunas remembranzas acompañadas por fotos de mis compañeros, maestros y amigos durante mis estudios en el Colegio Williams. Pero antes, hablemos un poco de la historia del Colegio Williams y de su fundador, Don Camilo John Williams.

Origen del Colegio Williams
Don Camilo era un pedagogo inglés que emigró a México en 1899, creando el Instituto Williams en la calle la Mariscala, cerca de la Alameda principal, siendo la primera escuela privada de estilo inglés en México. Al estallar la revolución, Don Camilo se asiló con su familia en Estados Unidos y, al término de la revolución, regresó a México en 1922 fundando el Colegio Williams para varones en el barrio de Mixcoac, en lo que había sido la finca de José Yves Limantour Parket, ex ministro de hacienda de Porfirio Díaz.

La extensa propiedad colindaba del lado occidental con el antiguo camino Tacubaya-San Ángel, lo que hoy en día es la Avenida Revolución, mientras que en su flanco oriental lindaba con el lecho del Río Becerra, afluente del Río de la Piedad, que más tarde se llamaría Avenida Patriotismo.
Don Camilo Williams muere en 1924 iniciándose la dinastía de sus hijos John y Charles William Rami, constituyéndose el Colegio Williams, desde la década de los treinta hasta la de los cincuenta del siglo XX, como el principal centro de educación privada laica, sirviendo a los niños de una naciente clase media liberal de la Ciudad de México.

Yo y mi escuela
Debido mi corta edad, los primeros años, 1950 y 1951, fueron difíciles . Todavía no encontraba los rasgos de mi personalidad que eventualmente definirían mi carácter hasta hoy en día. Pronto me di cuenta de que había básicamente tres tipos de estudiantes, los débiles, los fuertes y los inteligentes. Yo no quería ser débil, pero -por mi corta edad- no podía ser fuerte, por lo que decidí ser inteligente. De tal manera, con la torta que a diario me preparaba mi mamá para el recreo, compraba protección de uno de mis compañeros de la ruta 2, 4 años mayor, vivía él  su hermano en la calle de Medellín en la Roma Sur, de apellido Fuentes que era muy fuerte y que de chico había sufrido poliomielitis, por lo que cojeaba, lo cual no le impedía ser valiente y bueno para eso del trompón. Muy pronto los grandes, fuertes y abusadores se dieron cuenta de mi ángel de la guardia por lo que dejaron de molestarme. Ya cuando cursaba el 2do B en 1952, no tuve necesidad de comprar protección, ya no la requería. Me empecé a percatar que podía defenderme y que me gustaba pelear, sobre todo en los baños donde casi siempre salía victorioso. Ya no era de los débiles, ahora era de los fuertes, pero un fuerte inteligente. Afortunadamente nunca fui abusador, excepto de los abusadores.

Había empezado mi tiempo de los ¿por qué? El tiempo de los cientos de preguntas que asediaban mi curiosa mente, desde ¿por qué el día era de día y la noche de noche? ¿por qué unos de mis compañeros eran enanos y otros grandes? ¿por qué algunos eran más morenos, casi negros, y otros eran más blancos, casi güeros? ¿por qué unos eran ricos y otros eran pobres? Etcétera. Mi mente quería entender mi nuevo y desafiante entorno, formado por mis compañeros de una pequeña sociedad a la cual estaba destinado a pertenecer. Sin embargo, gran parte de mi curiosidad poco a poco fue inhibida por un método de aprendizaje severo y castrante que nos imponía nuestra escuela. El método de enseñanza consistía en obedecer, memorizar, callar y cumplir con un conjunto de actividades preestablecidas y enmarcadas en una peculiar disciplina autoritaria. El respeto a nuestros maestros se entendía como una ciega obediencia, sin cuestionamiento y reforzada por castigos corporales. Algunos maestros no nos enseñaban, sino nos obligaban a memorizar, no a razonar, preguntando fechas, nombres de héroes, capitales de países, conjugación, etc. Afortunadamente, a partir de mis estudios en la preparatoria cuatro, y gracias a mi gran maestro José Muñoz Cota, empecé a pensar y a deducir a través del razonamiento.

Mis compañeros en el Williams venían de tres sabores y tres colores: los internos, los medios internos y los externos. Los internos dormían en la escuela, y la mayoría salía a su casa los fines de semana, mientras que una minoría, cuyas familias vivían fuera de la Ciudad de México, salían los días de vacaciones en mayo, septiembre y al final de cursos en diciembre. Yo era medio interno. El camión no recogía a las 7:30 para llevarnos a la escuela donde regularmente llegábamos a las 8:45 de la mañana, pues las clases empezaban a las 9 am y concluían a las 12:50. La duración de cada clase era de 50 minutos con 10 minutos de descanso. Comíamos en la escuela a las 13:00 horas y reiniciamos las clases de inglés a partir de las 15 horas, terminando a las 16:50, formándonos para abordar nuestro camión de la ruta dos que nos llevaría de vuelta a nuestro domicilio, que en mi caso era la Avenida Baja California en la colonia Roma Sur.

Apenas salíamos de clase a las 12:50, nos formábamos a la entrada del Salón de los Espejos, donde estaba el comedor. Al final del escalera nos esperaba el prefecto Faustino, quien manejaba la cooperativa, despachando aquellos refrescos jarrita, en especial el horrible de cola, que no se porque nos gustaba tanto; y por la tarde la hacía de prefecto en el camión.

Cada mesa tenía un cabecera con su asistente a la derecha, el de la cabecera servía los platos y los pasaba a su asistente. Nuestro menú no era muy variado, generalmente empezamos con una sopa de pasta, a veces, no muy a menudo, mole de olla, seguido por un plato de arroz con frijoles, luego un guisado que generalmente consistía en un trozo de carne duro y fibroso, que suponíamos era carne de caballo, y para terminar un pequeño postre, generalmente fruta. Los viernes nos daban helado y no sé por qué siempre, más de la mitad se quedaban castigados sin postre, pero las cabeceras y sus asistentes salían con grandes sonrisas.

Todo esto acompañado por agua y unos duros bolillos, solamente algunos maestros, las cabeceras y alguno que otro asistente, de vez en cuando tenían las fortuna de que les trajeran tortillas.

En la mesa estaba estrictamente prohibido tomar agua antes de la carne, los cabeceras estaban a cargo de la disciplina. Recuerdo algunas ocasiones en que algún distraído o un alumno muy sediento bebía agua antes del guisado, venía Chávez – varios maestros y prefectos comían en una mesa exclusiva para ellos– y le servía al infractor tres vasos de agua, agregándole un tercio del salero a cada uno, diciendo, “¿tienes mucha sed?, puedes refrescarte con estos.”

Los externos eran los afortunados del Williams, pues entraban a las 8:45 y salían alrededor de las 13 horas a comer a sus casas, regresando a las 14:45 para asistir a las clases de inglés que se daban en la tarde. Los externos generalmente vivían cerca del colegio, inclusive algunos dichosos llegaban en bicicleta, las cuales colgaban en unos ganchos a la entrada, en el estacionamiento de las bicis.

Otra clasificación de los alumnos era entre (1) los aplicados, estudiosos y cumplidores, (2) los flojos y generalmente abusadores, y (3) los de en medio, estudiosos y fuertes. Los niños aplicados generalmente aparecían en el cuadro de honor y eran los favoritos de los maestros. Los flojos, que se consideraban machos y astutos tenían algunas frases que los resumía, tales como “para que estudiar si puedo copiar”, “solamente los putitos estudian”. Este grupo de flojos machos, consideraban la astucia superior al esfuerzo, pensando que “el saber no paga”, cuyo significado era “aquel que sabe mucho no gana más dinero”. Alababan la astucia para evadir la regla y obtener la oportunidad de ganar mucho dinero a través de la relación personal con el poder. Calificaban a la ligera a los aplicados de barberos y mariquitas, que sólo buscaban quedar bien con el profesor. Yo pertenecía al tercer grupo, los de en medio, porque generalmente aparecía en el cuadro de honor si no en los primeros lugares por lo menos siempre con promedios de ocho o superiores. Aparte de un servidor, había otros que mantenían buenas calificaciones y nadie los molestaba por ser rudos tales como Fernando Padros y Felipe Diez Martínez.

1ro B (1950): Maestro Santiago Alarcón:  
Caray, ¿qué les puedo decir de éste maravilloso profesor? Tuve la gran fortuna de que él fue mi primer contacto con el Williams. El profesor Alarcón, sin ser barco, era paciente y no solamente enseñaba que 2 + 2 era 4 sino también explicaba por qué. Me parece que era guía espiritual; dejó su vida profesional en las aulas del Williams .

1f (1ra fila en cunclillas) 5to Obed, 6 Vega Alarid, 9 Armando (Katsuo) Shimada Miyasaka, Walter hasta el final;  
2f (2da fila): 1 Francisco Gutiérrez Poucel, 4 Leonardo Guillermo Flores Rios (algo agachado debajo de la corbata de Alarcón), 5 Luis Gutiérrez Poucel;
3f (parados) 4 Enrique Pontones. Otros que aparecen son José Luis Carranza Vazquez, Celestino Ávila, Sierra, J. L. Barrera, Romero, Fernando Caballero, Aguirre Chacón, Aguirre Enrile, Zapata.


1ro A (1951): Maestro Othón Villela Buenrostro:
No dudo que el profesor Villela tenía conocimientos y una sólida preparación pedagógica, pero el contraste con el profesor Alarcón, era abismal. Mientras Alarcón era paciente, favoreciendo la explicación y el razonamiento, Villela era poco tolerante favoreciendo los castigos corporales. Por ejemplo, cuando consideraba que estábamos haciendo mucho escándalo, nos ponía hacer una serie de tablas de posiciones que nos terminaban por doler. Todavía recuerdo con mal sabor de boca cuando gritaba “PRIMERA POSICIÓN” y todos levantábamos los brazos al frente y esperarábamos con ansiedad la anhelada frase “DESCANSO”.

1f: 3 Rubalcava, 4 Jorge Solís Cámara, 5 José Rodriguez Iglesias, 6 Romulo González, 8 Chente Zarazúa, 10 Loera, 11 Chucho Sánchez Goyeneche, 12 de Miguel, 13 Restelli, 14 Walter, 16 Wood;
2f: 1 Caballero, 3 Pontones, 4 Arturo Gartside, 5 Enrique Castillo Montero, 6 Platas Fernando, 8 Jesús Vejar, 9 Campuzano, 10 Landeros, 12 Lopez, 13 Enrique Rivera Castillo, 14 Dillman, 15 Salvador Valdéz, 16 Hidalgo, 17 Luis Gutiérrez Poucel, 18 Rodolfo Rojo;
3f: 2 Phillips, 3 Delaye, 4 Pesqueira.


2do B (1952): Maestro Benavides, "Ratón Benavides" por chaparrito y orejón.
Las memorias que tengo este profesor están algo borrosas, pero el sentimiento de que me agradaba persiste. Daba sus clases con gusto y no era afecto a los castigos y maltratos. El ambiente en su clase era relativamente ruidoso, porque nos gustaba hablar mientras el impartía su cátedra. Ya en 1952, estaba empezando a dejar de ser el niño inseguro. Había descubierto el espiro ball, al cual le dedicaba casi todo mi tiempo, hasta convencí a mi madre que me comprara mi balón de espiro. Gracias a que era uno de los altos, y con tanta práctica diaria, llegué a ser bastante bueno, al grado de derrotar a alumnos mayores del cuarto y hasta quinto año. Desgraciadamente, mi mamá me enviaba con pantalones cortos a la escuela y una mañana, el que vendría ser mi enemigo en toda la primaria y secundaria, El Negro Urban (hijo de un peluquero en Mixcoac), me acarició las piernas diciendo burlonamente “calabacitas tiernas que bonitas piernas”. Me vino tal furia que no pude resistirme y aventé mochila y espiro y me le lancé encima, a lo güey, porque ya estábamos en proceso de formación. Claro, fuimos castigados y yo recibí el peor castigo por haber iniciado el pleito. De ahí en adelante disminuyeron los abusos en el grupo, aunque algunos alumnos de años superiores, como el propio Dumbo, Arturo Williams, todavía me seguían haciendo algunas bromitas medio pesadas.

Había un péndulo en la escuela que tenía su propia inercia y extraña energía, porque de forma misteriosa e inexplicable de repente aparecían juegos y diversiones que nos capturaban la imaginación. Parecía que cada juego llegaba sin mediar palabra entre nosotros, sin que nadie nos convenciera. Así, tuvimos la época de las canicas y los intercambios eran cada vez más caros, prefiriendo las ágatas a las normales de colores, y tratando de ser cada vez mejores y ganar mas canicas en nuestras competencias en los recreos, que aun cuando informales, eran bastante serias. Algunos, como un servidor, nos gustaba disparar la canica de uñita, que si no salía tan fuerte el disparo como cuando se disparaba con el hueso, era más certero. Luego empezó el tiempo del balero y en cuestión de días todos traíamos uno. En los recreos competíamos a ver quién encajaba más veces, hacia mas capiruchos, y cada vez nuestras proezas eran más difíciles. Pasadas unas cuantas semanas, y también sin ponernos de acuerdo, desaparecían los baleros y aparecían los yoyos, tomando sin cesar Coca-Cola para juntar las corcholatas qué después de un número podíamos canjear por los yo-yos de la empresa. Todos practicábamos sin cesar, aprendiendo a hacer malabarismo y medio, presumiendo nuestras habilidades. Y así como desapareció el balero, desapareció el yo-yo tomando su lugar algún otro juego.

En la época de lluvias, uno de nuestros juegos era hacer barquitos con las hojas en forma de canoa de aquel árbol que estaba enfrente a los baños cerca de la entrada a la secundaria. El juego consistía en aventar piedras al árbol para desprender las hojitas en forma de pepita para hacer nuestros barquitos, una hoja era la base de la canoa y otra la encajamos encima como vela, una vez terminado nuestro barco de vela, lo poníamos sobre los charcos y a navegar. Pues resulta que algún idiota aventó una roca, sin importarle que habíamos como cinco que estábamos en los charcos navegando nuestros barcos. Desgraciadamente, mientras estaba concentrado con mi barquito en ganar la carrera contra mis compañeros, me cayó la maldita piedrota en la cabeza, descalabrándome. Así es que, sangrando copiosamente me dirigí a la enfermería en donde me tuve que esperar a que me cocieran por lo que no pude salir en el camión hacia mi casa, teniendo que venir mi madre a recogerme. Nunca supe, a pesar de tratar de averiguar, quien había sido el idiota que habían lanzado la roca. Así es que si el culpable está leyendo estas notas, que se faje los pantalones, sea hombrecito y que confiese.

1f: ?, ?, 3 Rómulo González, ?, 5 García Moreno, ?, ?, ?, ?;
2f: ?, ?, ?, 4 Miguel Angel Barrientos Alducín, ?, 6 Roberto Rodriguez Rodriguez, ?, ?, 9 Velarde, ?, 11 Alian Chirinian Anarakian;
3f: ?, ?, ?, ?, 5 Cicilia, 6 Eguia Pastelin, 7 Alejandro Díaz Cortés, 8 Luis Platas, ?, ?;
4f: 1 Calles, ?, 3 Luis Gutiérrez, ?, 5 Ruvalcava, 6 Olvera, ?, ?, ?, 10 Luis Cristino Valenzuela;
5f: 1 Willebaldo Lopez Peña, ?, 3 José Luis Trejo, 4 Carlos Castellanos, ?, ?, ?, ?.


2do A (1953): Maestro Santiago Alarcón. 
Me hicieron repetir por la edad y porque estuve enfermo parte del año, pero de ahí para el real, estuve en los grupos A. qué más puedo decir de uno de mis maestros favoritos de primaria, excepto que en 1953 los rasgos de mi personalidad que hasta la fecha me vendrían a definir, ya se habían manifestado. Ahí me pueden ver en la fotografía del grupo, flexionando mis músculos como declarando vos en pecho “si quieres encontrarme ya sabes dónde estoy.” A partir de entonces hice grandes amistades con Gustavo Aguirre y Xavier Lozoya, a quien a veces me tocó defenderlo contra los grandes.

1f: No reconozco a nadie;  
2f: 1 Billy Hammeken, 4 Arturo Gartside, 11 “El Abuelo” Gutiérrez Alva, 12 Hadad;  
3f: 6 Gustavo Aguirre, 8 Mr. Alarcón, 10 Luis Gutiérrez; 11 Zarate;
4f: 1 Casanova; 2 Xavier Lozoya.


Miss. Spindola 
En las tardes nos daba clases de inglés Miss Spindola, una imponente mujer, con un bonito andar, con un par de piernas que a más de un profesor y a todos los alumnos nos hacían suspirar y soñar. Todos la recordamos como la mujer más guapa del Williams, con una cabellera enchinada, labios carnosos, mirada coqueta que te hacia soñar más que en aprender inglés, llamativa, bien pintada y un caminar cadencioso... Gracias Miss Spindola por habernos hecho sentir hombres.


3ro A (1954): Maestro Martiniano Chacón. 
El maestro Chacón, originario de Oaxaca, era una de esas personas que nunca debía de haber sido maestro. Su conducta con los alumnos manifestaba un profundo odio a los niños, rápidamente perdía la paciencia y los agredía con tremendos zapes en la nuca, parecía con ganas de matarlos... ninguno de nuestros maestros de 1ro de primaria a 3ro de secundaria fue tan cruel y odiado como éste pseudo profesor. Algunos de mis compañeros lo acusaron con sus familiares, pero cuando venían al Williams a acusarlo, se escondía detrás del director John Williams y nunca pasó a mayores. Ninguno de nosotros tenemos una sola buena memoria de ese horrible, terrible, pésimo y sádico maestro... Cuesta trabajo entender como los directivos del Williams le permitieron semejantes abusos y no lo corrieron.

1f: 6 Xavier Lozoya, 8 Canovas;  
2f: 1 Curiel, 8 Gartside;  
3f: 4 Zarate, 5 Salvador Valdés, 6 Luis Gutiérrez, 7 Mr. Chacón, 9 Gustavo Aguirre;  
4f: 2 Gutiérrez de Alva, 12 Velarde.


En la foto de abajo están los hermanitos Lozoya... Xavier Lozoya, Miguel Palacios, Gabriel Menchero y Jorge Alberto Lozoya en 1954



Mr. Áureo Serna Soni:
Todavía lo puedo ver en su salón ubicado entre los baños de los niños, con tarimas ascendentes y una banca en cada nivel, el piano abajo a la derecha del salón, y sus ventanas viendo al campo de fútbol.

Áureo Serna, nuestro querido profesor de música, nos dio clase todos los años. Nos enseñaba canciones, ponía obras clásicas, las explicaba, nos enseñaba notas, y todo lo relacionado con la música, pero siempre se daba tiempo para contarnos los cuentos más interesantes y entretenidos, a veces con acordes intercalados, que armonizaban su magnífica narración e imaginación. Cuentos interminables que nos hacía esperar con trepidación la próxima clase para escuchar el siguiente capítulo del cuento. Nuestro maestro Serna se adelantó por décadas a las interminables series televisivas de los americanos. Alargaba sus cuentos, dejándonos en suspenso para obligarnos a portarnos bien y atender a la clase siguiente, con la esperanza de saber el desenlace. Él podía haber sido el creador de “Las mil y un millón de noches.” Cuando narraba sus cuentos, el silencio era absoluto. Tan absoluto, que en una ocasión nuestro compañero Luis Cristino Valenzuela se quedó profundamente dormido, por lo que en medio de uno de esos silencios que hacían más interesante la narración, Luis Cristino se soltó un tremendo y apestoso pedo, que lo despertó. El maestro Serna, inmutable, con su seriedad y gravidez habitual, le pidió que abandonara el recinto. Valenzuela mientras se paraba, todo mustio, dijo entre dientes “caray y eso que solamente me eché la mitad del pedo.”

Fue el autor del famoso y querido "¡Con todas nuestras fuerzas!" El himno del Colegio Williams.

Ese salón también era nuestra sala de cine los viernes por la tarde, donde pasaban películas en blanco y negro, con un viejo Honywell de 16 mm, como Cisco Kid, el Gordo y el Flaco, y otras. Mr. López y Mr. Fortino, los prefectos más duros y pegalones, nos supervisaban, Mr. Fortino, con sus pescozones rodaditos, con sus nudillos; Mr. López, con sus temibles garnuchos que artísticamente daba poniendo el dedo medio sobre el pulgar y lo deslizaba para soltar un tremendo garnucho, técnica que en una memorable ocasión le falló, pues le metió tanta fuerza que antes de soltar el garnuchazo su dedo se salio de la articulación, quedando luxado, accidente que festejamos inmensamente en silencio. Por supuesto, tratamos de expresarle nuestra amistad, cariño y respeto, dándole la mano que generalmente no aceptaba. Desde luego aquel fue casi su último garnuchazo, puesto que a partir de entonces cambió de técnica...

4to A (1955)
1f: 3 “El Abuelo” Gutiérrez Alva , 4 Xavier Lozoya, 5 Zarate, 11 Arturo Gartside, 12 Munir Chalela, 13 Rojo, 16 Rodriguez, 17 Fernando Padros, 18 Ramón Llano Prieto;
2f: 4 Alce, 5 Luis Gutiérrez (en posición de defensa), 6 Jesús (Chuy) Bejar, 7 Campuzano, 10 Villela, 14 Lorenzo, 15 Galeana, 16 Velarde;
3f: 2 Salvador Valdés, 3 Billy Hammeken.

A partir del 3er año me convertí en uno de los fajadores, aquellos que no nos dejábamos de los grandes y nos gustaba pelear. Aquí estoy en posición de boxeo junto a mi amigo, pero más frecuentemente contrincante en eso de los madrazos, Chuy Béjar, con el que me peleé en más de una ocasión.
Apenas había un desafío entre dos de nosotros, y los compañeros notaban que íbamos a terminar a los golpes, empezaban a gritar: ¡bolita… bolita… bolita! ¡júntense… júntense… júntense! Lo que presagiaba unos buenos rounds hasta que el prefecto con su estridente silbato terminaba nuestro combate y la mayoría –nada tardos ni perezosos– emprendíamos la despavorida huida para evitar ser víctimas de un regaño, si nos iba bien, o de un jalón de patillas o un golpe en la cabeza, si nos iba mal.

Miss Mary Williams fue nuestra profesora de inglés de la tarde, todos la apreciábamos mucho. Apenas la veíamos salir, varios de nosotros apuramos el paso y gritábamos: “May I open the door?” Era la esposa de Mr. Eduardo Leroy, el alto y espigado profesor de inglés cuyo ojo izquierdo siempre andaba chacoteando, era medio bizco. Dos años más tarde, nos dio inglés en el quinto año. Recuerdo que Miss Mary Williams lo tomaba del brazo y se iban caminando después de las clases hacia su casa.

5to A (1956): Maestro Othon Villela. 
1f: Velarde, Sierra, (Hnos. ¿, ¿), ( ¿), ( ¿), Hugo Muñoz, Gonzalo, Rómulo Gonzalez, (?).
2f: Hadad, Michael Strauss, Hidalgo, (¿), (¿), Alberto Martinez Vara, (?), (?), Reyes, (?).
3f: Gustavo Aguirre, Zarate, Walter, Rodriguez, Padrós, Maestro Othón Villela, Luis Gutiérrez, Salvador Valdés, Carvajal o Villela hijo, Mena, Gómez.
4f: Munir Chalela Solano, López, Oscar Rubalcaba, Ramón Llano Prieto, (?), (el hijo del reportero de Excélsior), (?), Héctor Gutierrez "El Abuelo", (¿), Molina, Correa, (¿).
5f: (¿), Salazar, Hamelin, (?), Arturo Gartside, (?), Heatley, Brizuela, Xavier Lozoya, (Bon o Hammeken), (?) , Escamilla.

Enfrente del Castillo varios compañeros y yo (1956)


Compañeros con el Maestro José T. Saucedo (1957)

Arriba del taller se encontraba la peluquería para los internos, pero cuando alguien andaba, a juicio de los prefectos, muy greñudo, nos enviaban con el torero, el peluquero Justo Iniestra, a quien le llamábamos el torero porque decían que en más de una ocasión cortaba oreja. Don Iniesta era una persona ya mayor y con muy mal pulso.

6to A (1957): Maestro José Saucedo Garcia: 
Mi querido y amado maestro Saucedo, fue un maestro en el verdadero sentido de la palabra, preparado, paciente y bondadoso. Era uno de esos maestros a la vanguardia de sus tiempos, le gustaba convencernos de las virtudes del silencio y los beneficios del conocimiento, pero nosotros, acostumbrados a guardar silencio a través de los gritos, amenazas y castigos, abusábamos de su infinita tolerancia y ternura. En algunas ocasiones, y en lo particular me siento culpable, hacíamos tanto escándalo y nos portábamos tan mal que, en lugar de gritarnos, pegarnos o corrernos del salón, irrumpía en llanto, lo cual nos partía el alma porque le teníamos afecto y cariño. Inclusive en los recreos, buscábamos su compañía y le convidamos una paleta, a la mejor para justificar nuestro pésimo comportamiento. Pero ojo, una lección muy importante, los maestros que mejor nos enseñaron y de los que mejores recuerdos tenemos fueron aquellos que no abusaron de nosotros.

1f: 8 Mr. Saucedo, 14 Guillermo Camino;
2f: 1 Lorenzo, 4 Arturo Gartside, 5 Fernando Padros, 6 “El Abuelo” Gutiérrez Alba;
3f: 1 Xavier Lozoya, Strauss, Zarate, 5 Ramón Llano Prieto, 7 Luis Gutiérrez, 8 Villela, 10 Gustavo Aguirre, 11 Salvador Valdés, 15 Walter, 18 Rodríguez.

6to A (1957) Cena de Graduación de Primaria Restaurante El Cisne:
1f: 1 Arturo Gartside, 3 Salazar, 5 Gustavo Aguirre, 7 Xavier Lozoya;
2f: 1 Oscar, 3 Luis Gutiérrez, 4 Velarde, 5 Salvador Valdes, 10 Walter, 11 Gutiérrez Alva, 12 Fernando Padros;
3f: 1 Lopez, 13 Strauss.

Palacio Nacional (1957)
2do Camino, 5to Walter, 7mo Luis Gutiérrez

Foto Directivos y maestros de primaria y secundaria en 1957
1ra fila (de abajo a arriba y de izquierda a derecha): Maestro de 4to B Mr. Zenteno, Mr. Agustín Vera Anaya, Mr. Arteaga, Maestro de Matemáticas Mr. Pedro Campos, Director Colegio Williams John Adolph Williams Rani (1899-1958), Constantino Betancourt, Director de Secundaria Charles Ramón Williams Rani “Aceitoso” (1906-1970), Mr. Luis Lozano Mendoza Maestro de Historia de México “El Pivote”, Mr. Raúl Chávez López Maestro de Biología “Popeye” y/o “Celulita”.
2da fila: Maestro de 3ro B Mr. Elfego Bautista Vargas, ¿, Mr. Luis Cottier Paredes Maestro de Matemáticas, Mr. Ignacio Hierro García Maestro de Química “El Pirata”, Mr. Rafael Hernández Ladrón de Guevara Maestro Bilogía "Capulina", Maestro de 6to A Mr. José T. Saucedo García, Mr. Arenas Maestro de Matemáticas, Mr. Ortiz.
3ra fila, Maestro de 2do A de primaria Mr. Santiago Alarcón, ¿, Arturo Williams (no era maestro, hijo de Carlos Williams), ¿, Maestro de 2do B de primaria Mr. Benavides “El Ratón”, Mr. Pedro Camacho Madrigal Maestro de Historia Universal “Huarache Veloz”.

Fallecimiento de Johny Williams octubre 1958
A todos los alumnos nos afectó la muerte de nuestro director del Colegio, John Adolph Williams Rani, quien falleció prematuramente en un accidente de esquí durante sus vacaciones.

Mr. Johny era todo un personaje, lo recuerdo como una persona alta, con el pelo bien peinado hacia atrás, con bigotes triangulares y una mirada profunda. Probablemente, me imaginé que tenía una relación especial con él, pues siempre me trató con afecto, me reconocía, dándose tiempo de darme una palmadita en el hombro.

Sin embargo, después de entrar al tercer año de primaria, mis frecuentes disputas físicas me llevaron numerosas veces a la dirección…, y si saludar a Míster Johny era una distinción, ser entrevistado por él era castigo seguro. Afortunadamente, mis castigos nunca fueron muy severos. En una ocasión muy especial, me dijo, con el sentido del fair play inglés, que gracias a mis calificaciones pensaba que mis enfrentamientos podían tener razón válida. Yo no sabía qué responder y balbuceando le dije, “Mr. Johny, los abusivos no puede salirse con la suya”, o algo a tal efecto. Me preguntó ¿quién había empezado el pleito?, ¿quién había hecho esto?, y ¿quién había hecho aquello?, y le dije Míster Johny no le voy a mentir, se quien fue, pero no se lo puedo decir. Pensé que me iba a expulsar, agaché la cabeza, cerré los ojos y esperé a que me diera algún golpe en mi anatomía. No era para menos, había confesado que sabía quién era el culpable, también había dicho que no se lo iba a decir. Después de un silencio que me pareció eterno, lo miré y creo que vi algo de orgullo en sus ojos, y con su gran seriedad me despidió.

Salí de la dirección con un vacío en el estómago, no sabía cuál iba a ser mi castigo, si me iban a expulsar o qué, no podía hablar con nadie de mi familia, porque todos desaprobaban de mis frecuentes peleas, así es de que apenas pude dormir esa noche de la preocupación. Sin embargo, al día siguiente, cuando llegué a la escuela lo vi caminar por el patio, verme y saludarme como siempre… Ahí supe que no me iba a castigar… Su muerte, su muerte me pegó muy fuerte.

Aquí estamos enfrente del Castillo en la ceremonia luctuosa, después de haberlo enterrado en el Panteón Francés de la Piedad en Av. Cuauhtémoc. Mi Tío, y por quien el resto de la familia (incluyéndome) fuimos al Colegio Williams, José Luis Merino Fuentes, habló a nombre de los ex-alumnos, mientras bajaban su féretro a la tumba, después de lo cual todos entonamos el himno de la escuela.



En el escuela teníamos cuatro talleres de oficios, electricidad, dibujo, carpintería y encuadernación, aunque algunos de nosotros decíamos que había un quinto taller que era el de ballet, puesto que al encontrarnos con el prefecto El Sapo invariablemente nos jalaba de las patillas por lo que salíamos en puntillas.

Bueno, estábamos en 1958 en el taller de encuadernación y no aparecía por ningún lado nuestro profesor, por lo que organizamos unas peleas amistosas. Como de costumbre, Felipe Diez Martínez, el amarra-navajas propuso que la primera pelea fuera entre el Negro Urban y un servidor, ante lo que no pude negarme, aparte de que le traía ganas. Así es de que el Negro y yo entramos en acción, obviamente estaba ganando, cuando el negro, como de costumbre, peleo sucio, pegándome en los huevos para inmediatamente meterme un candado al cuello para así evitar la golpiza que le estaba dando. La pelea se declaró un empate, ante lo cual no quedé muy conforme, pero que podía hacer, no quería aparecer como mal perdedor, por lo que acto seguido, propuse que la siguiente pelea fuera entre Felipe y Fernando Padros, ante lo cual tampoco pudieron negarse. El combate se inició y se dieron una buena tunda, claro peleando limpiamente, también declaramos esa pelea un empate.

Foto amigos 1960
Abajo: Valdes, Padros y Gustavo Aguirre; Arriba: Luis Gutiérrez, Felipe Diez, Rodriguez y Galicia



Festival Deportivo (1960): 1f (Abajo): 2 "El Yuca", 3 Luis Gutiérrez, 4 Felipe Diez; 2f: 5 (al final) Gustavo Aguirre.

¿Quién de nosotros no se va a acordar del maestro Moisés Molina Riso que nos daba gimnasia y deportes, y que nos ponía hacer lagartijas, flexiones, carreras de 100 m y tumbling? El maestro Molina y su hermano vivían cerca de mi casa en Baja California, en la Colonia Roma Sur. Lo veía frecuentemente en el Club Hacienda, en donde ayudaba en las clases de boxeo. Era de esas personas que tenían sus favoritos, desgraciadamente yo nunca lo fui y, a pesar de ser el mejor atleta, no me hizo capitán del equipo, dándoselo a su favorito, mi gran amigo hasta la fecha, Felipe Diez Martínez, lo cual me cayó muy mal. Pero, para mi satisfacción y venganza, cuando estábamos haciendo el salto de trampolín, mientras mis compañeros saltaban, aterrizaban, dando una maroma y terminando de pie con los brazos en alto, yo salté, dando un salto mortal –siendo el único en darlo– y aterrizando de pie, dando la maroma para volver a quedar de pie con las manos en alto. Las gradas explotaron en aplausos ante mi proeza. Volteé a ver al maestro Molina con una sonrisa burlona en mi rostro.



2do A de Secundaria (1960):
1f: 15 Gerardo Dorantes;
2f: 5 Javier Brassel;
3f: 7 Luis Gutiérrez, 12 Angel Messeguer, 13 Toño Lorandi.


Después de vivir un año en Estados Unidos regresé en 1960 a México y al Colegio Williams, entrando al segundo de secundaria con una nueva generación, la de 1953-1961, donde rápidamente hice una gran amistad con quien hasta la fecha sigue siendo uno de mis mejores amigos Gerardo Luis Dorantes Aguilar, con el que tuve la fortuna de estudiar con él la preparatoria de 1962 a 1963.

Que interesante, pasamos de la ex-quinta de Limantour –Colegio Williams– al Palacio del Conde de Buenavista – Preparatoria Cuatro – en Puente de Alvarado 50, edificio hecho por encargo de doña María Josefa de Pinillas y Gómez que ostentaba el paradójico título de marquesa de Selva Nevada, para regalarla a su segundo hijo, al cual le había comprado el título de Conde de Buenavista, aunque el joven murió antes de que concluyera la obra. La construcción de la suntuosa residencia se llevó a cabo de 1798 a 1805 bajo la dirección del famoso arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá.


El maestro Charlie Williams nos daba inglés, era severo, con cara de pocas pulgas y escasa paciencia. Tenía la costumbre de hacer breves exámenes orales, haciendo pasar a un grupo de cinco a seis alumnos al frente del salón para examinarnos en las conjugaciones de los verbos irregulares. Muchos nos poníamos nerviosos, en especial Gerardo que empezaba a tartamudear y le salían tics nerviosos e invariablemente se equivocaba, esperando con ansiedad el famoso “NEXT “ de Mr. Charlie, que auguraba una mala calificación.

Apenas llegué me encontré con la desagradable sorpresa de que mi eterno enemigo el Negro Urban y Godines, otro mal estudiante de tez morena, dado a juntarse con las malas compañías, y que se había vuelto un incondicional de Urban. Ambos estaban conmigo ese año. Yo no tenía problemas con ellos, mientras no se me cruzaran en mi camino, pero pronto me di cuenta de que una de las víctimas favoritas para sus abusos e hirientes bromas era mi reciente y querido amigo Gerardo Luis Dorantes, por lo que, a la semana de haber llegado, los enfrenté y los desafié a que escogieran quien iba ser el primero a quien le iba dar en la madre, “…. porque a los dos,” los sentencie, “…les voy a partir la madre, con mi amigo nadie se mete.” Desgraciadamente, Godines tuvo la mala fortuna de decir 
voy yo, así es que nos vimos por el arbolito junto a la barda cerca de revolución, y le puse tremenda madriza, de la cual hasta ahora seguramente recordará. Terminando con él, me voltee y le dije todavía con energía y cólera al Negro Urban, “si quieres ahora voy contigo, y si no mañana, tú dices cuando”. Urban era abusivo, pero nada pendejo, me dijo “Luis, hasta aquí llegamos, nadie se va a meter con Dorantes.” 

Hasta la fecha, Gerardo Luis Dorantes Aguilar, sigue siendo mi hermano leal e incondicional y mi mejor amigo.

Otra sorpresa que me llevé fue que en el receso frente a la dirección de secundaria me encontré a dos tipos sentaditos fumando en la banca de la pared, con los cuales había cursado parte de la primaria, Rodolfo Vega Pasalagua y Alejandro Díaz Cortés (quien caminaba un poco chueco por haber sufrido un accidente en su motocicleta que le había lastimado la columna). Bueno, Rudy (Rodolfo) ya entonces era genio y figura, lo primero que hizo cuando me vio, aparte de sus efusivos saludos, fue convidarme un cigarrillo, a lo que yo le dije que no fumaba, “no seas marica”, contestó Rudy, quien nunca ha tolerado las negativas, por lo que, ante su insistencia, y sin hacerles el cuento largo empecé a fumar. En otras palabras, me metió al vicio de fumar en 1960... ¡Que cabrón verdad!

De tal manera, después de comer, era usual que me fuera con Rudy a echarme un pitillo ahí al receso enfrente de la dirección de secundaria y platicar de mil y una pendejadas. Desde entonces, Rudy es cómo hoy, un amigo inteligente, astuto, simpático, y triunfador, pero nada dado al estudio. En mi humilde opinión, nunca le gustó la escuela, siempre encontraba excusa para no seguir las instrucciones o hacer algo diferente. Por ejemplo, en una de las ocasiones en que Molina nos hacía competir corriendo los 100 m, lo primero que nos dijo Rudy a Alejandro, su primo y un servidor, fue “corramos lentos para llegar hasta el final”, yo no creía lo que estaba escuchando, así es que ignore su sugerencia, y apenas se inició la carrera corrí lo más rápido posible para llegar en primer lugar… En mi mente, cuando compito, sea en los estudios, las peleas, o la competencia que sea, siempre trato de ganar. What can I tell you, that is who I am.


1960: XX, Toño Lorandi, Sosa, Luis Gutiérrez y Gerardo Dorantes
En secundaria, después de haber regresado de Estados Unidos, renové una vieja amistad con Gurría, un compañero de la generación de 1951, no era alumno abocado al estudio, era más bien un rebelde hecho y derecho, un chico malo, amigo mío, de Jorge Dilman y de Jorge Solís Cámara. Así es que un día me propuso irnos de pinta y así lo hicimos, pero como verdaderos traviesos tontos e ingenuos, fuimos a la esquina de la escuela en Av. Patriotismo a tomar café en aquella famosa cafetería en donde la mamá atendía con sus dos guapísima hijas. Mientras disfrutábamos nuestro café apareció el maestro Molina, quien ni tarde ni perezoso nos denunció ante la dirección del colegio. Charlie Williams nos llamó a su oficina, a mí me puso bajo castigo, mientras que a Gurría lo expulsaron de la escuela.

Para mí un buen maestro se hubiera sentado con nosotros en la cafetería y nos hubiera hablado, y convencido de entrar a la escuela, pero Molina no era de esos, era ruin, acomplejado e hipócrita.

Años después, mi amigo de toda la vida, "El Huevo" Jorge Solís Cámara y yo fuimos invitados a un sábado deportivo, Jorge yo éramos atletas en él CUM y la Prepa Cuatro, al entrar lo vimos y no pudimos ocultar nuestro desprecio, Molina no podía vernos a los ojos por temor y vergüenza.

Voz del Williams (1960): Cuadro de Honor Secundaria



Voz del Williams (1960): Maestros del Turno Diurno
1ra f: 1 ?, 2 Carlos Williams Director Secundaria "Aceitoso", 3 Tomás Avendaño Jácome de literatura "Motita", 4 ?, 5 Agustín Vera Anaya de civismo "La Bailarina", 6 Moises Molina Riso de gimnasia.
2da f: 3 Mr. Eduardo Leroy Capbal "El Loro"

Cena de Graduación de Secundaria 1960: Restaurante Claro de Luna - Ildefonso Solórzano Avila, Marcos Galicia, Arturo Gartside Srevel, Francisco Gutiérrez Poucel.

jueves, 10 de julio de 2008

Reuniones Anuales de la Generación 1951-59

De acuerdo con Chucho Pelucho la primera cena se celebró el 19 de noviembre de 1959, justo saliendo de la Cena de Fin de Año organizada por el Colegio Williams en el Restorán el Cisne. Esto se debió a que varios de ambos grupos (el A y el B) consideraron excesivo el costo de la cena de $100 por persona (pesos de 1959), por lo que organizaron su propia reunión en el Restorán Ku-Ku, en Coahuila e Insurgentes. Considerando que la colegiatura era de alrededor de $60 pesos, entonces el costo de la cena era bastante cara. De tal manera, Chucho y Gonzalo Restelli (RIP, uno de los incitadores de no ir al Cisne) quedaron de verse con todos los amigos en algún restorán a las 11.00 PM. Eligieron el Ku-Ku, por ser económico: El pollito de leche completo costaba $15.00. Fueron alrededor de 50 compañeros (del A y el B). Durante varios años después se siguieron reuniendo a cenar en el Ku-Ku, hasta que lo cerraron.

“Jamás se han interrumpido las cenas. En una ocasión solo llegamos ocho, en otra llegamos al restaurante "Amanecer Ranchero" de nuestro amigo y compañero Jorge Solís Cámara, para encontrarlo cerrado porque a Jorge se le había olvidado la ocasión. No obstante, las reuniones anuales nunca se han interrumpido. Siempre tuvimos el inconveniente de la fecha, porque al día siguiente era día de fiesta 20 de Noviembre y muchos tenían compromisos familiares, pero se mantenía el lugar debido a que teníamos temor a que se perdiera la tradición. Además de que todos sabíamos la fecha y el lugar sin necesidad de tener que avisar. Cuando por fin cerraron el Ku-Ku y se tuvo que cambiar de lugar, se aprovechó también para cambiar de fecha. En el cambio desgraciadamente perdimos a algunos compañeros que ya no hubo forma de contactarlos. Aquí es donde Nacho García Téllez y Marco Antonio pueden aportar información, pues creo que el primero tomó la iniciativa con el apoyo del segundo.”

Yo y Rudy Vega Pasalagua empezamos a ir a las cenas en 1998, gracias a la invitación de Jorge Horacio Perfecto Solís Cámara Gomez (más simple decirle el Huevo), y desde entonces hemos ido a la mayoría de ellas. Desgraciadamente, no se han sacado fotos en todas las reuniones, por lo que la memoria fotográfica está incompleta.

Ku-Ku 19 noviembre 1963: Sentados: Landeros, Sevilla, Wood, Amigo de Smith, Smith, Estrada, Howeg; Parados: Acevedo, Pontones, Robles, Cortéz, Restelli, Stahl, Goyeneche, Castañeda, Eguía, Platas, Vega A.; Parados sobre las sillas: García Téllez, López Peña, García Moreno.


Ku-Ku 19 noviembre 1969: En cuclillas: López Peña, Aba Castañeda, Sevilla, Goyeneche, Rodríguez Iglesias, Smith, Estrada; Parados: Castillo, Platas, Vega A., García T., Fragoso, José Luís Rojo de la Vega, Wood, Pontones, Coria, Restelli, Stahl, García Moreno.

Ku-Ku 19 noviembre 1973: Sentados: Aba Castañeda, Wood, Rodríguez, Goyeneche; parados: Howeg, García Moreno, Pontones, Restelli, Amigo de Stahl, Stahl, Chalela, Sordo, Coria, Fragoso; Parado sobre la silla: García Téllez.

Ku-Ku 19 noviembre 1974: Sentados: Riestra, Goyeneche, Mr. Arteaga, Sevilla, Amigo de Valenzuela; Parados: Estrada, Rodríguez, Howeg, Barrón, Coria, Wood, Eguía, Valenzuela, Castañeda; Parados: Puga, amigo de Restelli, Smith, Restelli, García Téllez, Platas, Pontones, García Moreno, Vega A.


Hacienda de los Morales 1974: (De izquierda a derecha): 1 Aba Castañeda, 2 Eguía, 3 Caballero, 4 Sevilla, 5 García Téllez, 6 Restelli, 7 Pontones, 8 Estrada, 9 Barrientos, 10 Rodriguez, 11 Robles, 12 Castillo, 13 Barber, 14 Sordo, 15 Wood.

Cena 1975: Sentados: 1 Aba Castañeda, 2 Sevilla, 3 Lopez Peña, 4 Figueroa; Parados: 1 Platas, 2 Puga, 3 Valenzuela, 4 Wood, 5 José Rodriguez, 6 Goyeneche, 7 Barrera, 8 Pontones, 9 Restelli, 10 Stahl; Parado sobre la silla: García Moreno.

Cena 1976: Sentados: 1 Lopez Peña, 2 Guerrero Chico, 3 Aba Castañeda; Parados: 1 Estrada, 2 Smith, 3 Rodríguez, 4 Barrera, 5 García Téllez, 6 Goyeneche, 7 Wood, 8 Vega Alarid, 9 García Moreno, 10 Sevilla.

Cena en Casa de Tony Smith en 1992



Club España 1993: En cuclillas: Tony, Pontones, Munir, Jorge Hammeken; Sentados: Rodríguez, Castillo, Riestra, Goyeneche, Gonzalo, Wilebaldo, Wood, Sordo; Parados: Felipe, Xavier Torroja, Aba, Best, Haddad, Nacho, Vega A., Howeg.

Cena Club España 1993 con Señoras:

Cena Casa de Cantera 1995

Cena 1995

Cena 1995

Cena Anual Casa de Cantera 1996


Cena Anual Casa de Cantera 1997


Cena Anual Casa de Cantera en diciembre de 1998.

Luis Gutiérrez Poucel sonriendo, mientras Mangel Barrientos y Rudy Pasalagua se disputan la botella de Ron Bacardi para calmar su insaciable sed.

Jorge Solís Cámara “El Terrible Huevo”, Aba Castañeda, y Luis Gutiérrez Poucel “El Talentoso Flopis” mandando un saludo a los compañeros que no pudieron asistir a la reunión.

Cena 1999



Cena 2004





Cena Anual 2008



Cena 2009 Aniversario 50 Años de Haber Salido del Williams







Comida y cena 2009 Aniversario 50





Comida Anual 2010 Aniversario 51




Comida Anual 2011 Aniversario 52


Comida Anual 2012 Aniversario 53


Comida Anual 2013 Aniversario 54


Comida Anual 2014 Aniversario 55


Comida Anual 2018 Aniversario 59



Comida Anual 2019 Aniversario 60





Los Willis

Archivo del blog

Quienes somos?