Williamescos

Sitio de los Williamescos: Compañeros de Generación de los años 50 del Colegio Williams en la Ciudad de México. La base de este grupo de muchachos de la tercera juventud es quienes cursamos el 1ro de primaria en 1951 y salimos en 3ro de secundaria de 1959. Desde entonces nos hemos venido reuniendo regularmente sin faltar un solo año. Este sitio es para tratar los temas de la amistad, las raíces compartidas, y el afecto por la escuela que ayudó a forjarnos.

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lunes, 25 de diciembre de 2017

Reunión Anual 2017: Aniversario 58

Introducción
Vale la pena destacar que esta reunión anual la celebramos el viernes 17 de noviembre a las 14 30 horas en el salón de fiestas del edificio donde vive nuestro anfitrión Rodolfo Vega Pasalagua, quien nos consintió con una excelente comida que él mismo preparó, y con un arreglo de muy buen gusto del lugar. En esta ocasión celebramos nuestro aniversario 58 años de haber salido del Colegio Williams.

Asistencia
La asistencia no fue tan nutrida como esperábamos, pues faltó (1) quien prometió llegar y no llegó, Manuel Riestra, a quien se le extraño, pero ya sabíamos que era probable que no asistiera, (2) Nacho “El Conejo” García Téllez, regular concurrente de las celebraciones anuales, pero quien por compromisos familiares no pudo acompañarnos, y (3) José Rodríguez Iglesias, activo miembro de nuestro grupo, quien por causas mayores nos privó de su honorable, agradable, inolvidable y memorable presencia.

Sin embargo, tuvimos el enorme placer de ver a (1) Gustavo Antonio “Mosco” Castillo y de la Torre, quien por instrucciones médicas no debía viajar, pero que de todas maneras nos visitó; (2) Emilio “El Poeta” Cortés, quien por alguna razón nos había abandonado, y quien en esta ocasión enmendó el rumbo acompañándonos, prometiendo en el futuro ser regular asistente a nuestras reuniones, y (3) Felipe Cien Martínez, quien había dicho que no podía ir, pero a quien le ganaron las ganas de estar con nosotros y nos sorprendió con su grata presencia.

Llegamos trece notables Willis que todavía estamos vivitos, coleando, y gustosos de divertirnos: Aba “Pedotes” Castañeda, Chucho “Pelucho” Goyeneche, Chucho “Sorpresitas”Pontones, Emilio “El Poeta” Cortés, Felipe Cien Martínez, Fernando Hidalgo, Flopis Gutiérrez, Marco Antonio “Pulgarcito” Sordo, Mangel Barrientos, Mosco Castillo, Munir Chalela, Popi Gutiérrez, y Willie Wood. Trece Willis en total, se imaginan ustedes, trece comensales a compartir el pan y la sal de la mesa, lo que es anatema para el supersticioso de Munir… “Trece a la mesa, dolor de cabeza.”

Recuerdo que en alguna ocasión mencionamos que los “13 a la mesa” venía de la “Última Cena”, donde, de los trece comensales, el anfitrión muere crucificado, y quien lo traiciona, sucumbe ahorcado.

Empero, apareció milagrosamente el asistente catorce, Munir Chalela Jr. Sí, el hijo del Viento del Desierto, evitando de que fuéramos tan solo trece.

La justificación fue que a Chucho Pelucho se le ocurrió la original idea de invitar a nuestros herederos, pero después de lanzar la propuesta y de que los hijos de Pelucho, Mangel y Pepe Iglesias habían confirmado su asistencia, se disculparon por diversas razones qué sus herederos no iban a asistir. De tal manera que el único que llevó a su hijo y completó los catorce alrededor de la mesa fue el Charro Libanés, El Azote de los Desiertos, Munir Chalela Solano. Afortunadamente, el muchacho nos cayó muy bien a todos e inmediatamente lo adoptamos como miembro honorario al selecto grupo de los Willis de la Generación 51 59.

Algunos de ustedes seguramente ya cayeron en cuenta que en realidad no éramos solamente 13 notables Willis, sino 14, incluyendo a nuestro anfitrión Rodolfo Vega Pasalajarra, seguramente Munir andaba preocupado de que el número podía caer en 13, claro no sabía que Gustavo iba a descolgarse en contra de toda prescripción médica desde Cuernavaca. De tal manera, varios de nosotros pensamos que Munir se curó en salud llevando a su encantador y simpático hijo a la comida.

Por cierto, Chucho "Sorpresitas" Pontones nos recibió con un tetraedro de su creación para los willis que han mantenido las reuniones y el espíritu de la generación. El tetraedro tiene la foto del castillo, el logo de la generación y el agradecimiento a Rudy.



Comida
Qué les puedo decir acerca de la comida excepto que estuvo deliciosa, nuestro anfitrión Rudy Vega Pasalagua se lució dándonos un sofisticado menú, bien presentado y exquisito. Empezamos con unas botanas de carne tártara, queso crema y ostiones ahumados, seguido del plato principal de puntas de filete entomatado, acompañado con frijoles refritos, papas y cebollitas cambray. Terminamos con el pastel con el logo de la generación hecho con el ingenio y talento del panadero y tamalero del grupo, Mangel Barrientos Alucinando, acompañado por un magnifico helado de cajeta. Todos, pero todos repitieron, destacándose la muela inclemente y mandíbula batiente del Charro del Desierto, el Sultán Defeño, Munir Chalela. Marco Antonio, preocupado por nuestra lubricación, nos obsequió una caja de vinos de primer nivel, vinachos que gustaron de sobremanera, cerrando con broche de oro la ya de por si sensacional comida.

La película
Íbamos a concluir la reunión con la exhibición del vídeo de la historia de nuestra generación desde 1950 hasta nuestros días, el cual había intitulado “Amaneceres y Atardeceres Williamescos”. Sin embargo, la película no pudo ser exhibida como se había planeado.

Para empezar, Rodolfo que estaba todo entusiasmado con esta película, contrató a un ingeniero de audio que se suponía iba a traer un sofisticado equipo que podría conectar todo clase de aparatos para reproducir sonido. Desgraciadamente, yo llegué tarde y el ingeniero casi no tuvo tiempo para hablar conmigo; aparte cuando estamos listos para exhibir la película el ingeniero ya se había ido.

Rudy ni lento ni perezoso me culpó de haber sido informal, de haber llegado tarde y que por mi culpa la película no se podía exhibir. En mis esfuerzos por conectar el proyector al equipo audio, me asistió el hijo de Munir, pero no pudimos. El equipo que había traído el ingeniero desgraciadamente no era el más reciente sino un equipo obsoleto de hacía 20 años atrás. Desesperado, y bajo el acoso verbal de Rudy, me fui a mi casa por mi laptop la cual traje al salón de eventos y empezamos a ver la película. El problema es que nos tuvimos que sentar incómodamente alrededor de la pequeña pantalla de mi laptop, algunos de nosotros en el suelo.

La película consta de seis capítulos, sin embargo, solamente pudimos ver dos antes de que la batería del equipo se agotara. Para el colmo, en uno de los capítulos, la inspiración de Rudy lo llevó a narrar la historia, logros y éxitos de Marco Antonio Pulgarcito Sordo, inspiración que llevó a nuestro pequeño gigante a encabronarse con Rudy y después de cagarlo un buen rato, la agarró conmigo. Yo, sorprendido, le dije cobardemente que esa narrativa era la contribución de Rudy, no mía. A lo que con mucha clase y de manera muy educada Marco Antonio me contestó “pinche Flopis, no te hagas pendejo tu eres el director técnico y productor de esta chingadera.”

De tal manera, para mí, la exhibición de la película fue un total y reverendo desastre, no solamente Rudy se la pasó regañándome y acusándome de güevón, pendejo e informal, también algunos de los invitados participaron gustosos en las críticas, en especial, el generoso y siempre afable Marco Antonio, que ni puro me quiso convidar.

A manera de disculpa por las fallas técnicas y problemas de comunicación, prometí reunirnos en mi casa en el 2018 para ver la película en un contexto técnico más propicio y menos conflictivo.

Anecdotario
Mientras veíamos la película Miguel Ángel puso su silla enfrente de Rudy y un servidor dándonos la espalda, por lo que no podíamos ver la pequeña pantalla del laptop, y por más que le pedíamos que por favor se moviera, en esa ocasión se autonombró Sordo y, actuando como tal, no nos peló.

Cantamos el himno de la escuela el cual, modestia aparte, cantamos muy bien. Chucho Pelucho propuso que lo volviéramos a cantar para grabarlo en su celular, lo cual no era mala idea, pero a todo el mundo le dio hueva y lo ignoraron olímpicamente.

Nuestro Fedayín Williamesco, declamó de su ronco pecho, sin micrófono, varios poemas y, a pesar de que declamaba sin micrófono, dejó a todos sordos después de unos cuantos versos.

Pelucho andaba de degenerado sacándole fotos a las huesudas y flacas nalgas de Rudy, y a mis preciosas pompis.

Cuando se retiraba el mosco rumbo a su casa en Cuernavaca, Rudy le dijo de manera poética, “ándale mal amigo vete, que nadie nunca te podrá acusar de que eres poco pendejo”. El mosco sonrió de oreja a oreja suponiendo que le había dicho algo positivo y sumamente profundo, no sabemos si hasta el momento haya entendido lo que le dijo el malandrín Pasalagua.

Popí, que siempre anda que corre, ve, jode y que chinga con sus chats crípticos y sarcásticos, estuvo sumamente callado, sin hablar casi nada, y como los chinitos: solo viendo, escuchando, comiendo y bebiendo... lo cual todos agradecimos pero que nos sorprendió de sobremanera, en especial a los dos Chuchos.

Nuestro genio y figura Willie Wood andaba muy platicador hablando de su tema favorito y de profundo interés histórico: “YO, Yo, yo…”

Nuestro gran poeta Emilio Cortés preguntó acerca de la moneda digital bitcoin, comentando que había hecho ricos a aquellos que invirtieron en ella. Hablamos sobre el tema, concluyendo que era una burbuja a punto de reventar. Al poeta le interesaba tanto el tema que preguntó cuáles eran las mejores opciones de inversión en el nuevo año, pero como la plática cada vez más decaía entre mayor número de copas bebían los asistentes, acordamos en juntarnos a comer a principios del 2018 y hablar sobre el tema.

Obviamente no podían faltar los brindis y cada uno de nosotros tomamos el micrófono y brindamos por nuestros temas y personas de interés. Uno de los brindis más sentidos fue el que hicimos a la memoria de nuestro querido amigo Lord Charles, el Gran Ulloa, Carlos Adolfo Castellanos Ulloa, quien se nos fue antes de tiempo.

Nuestro médico de cabecera, Fernando Hidalgo, sentado como rey pachá, en su inmenso trasero, me gritaba “haz esto, conecta el cable negro, mueve el proyector más a la derecha”, etcétera. Hasta que perdí la paciencia y le contesté que levantará sus grandes nalgotas de la silla y lo hiciera el mismo. Ante lo cual me solicitó que fuera visitar a la progenitora de mis días.

Miguel Angel no paraba de hablar de su pastel, de cuantas tazas de harina se había llevado, cuantos huevos le había metido, como había diseñado el escudo de la escuela, y que sí, si le había salido muy bien pero, no tan bien como le debería de haberle salido, etcétera, etcétera y etcétera. Todos sonreíamos, le dábamos las gracias, una palmadita en el hombro y, apenas teníamos la oportunidad, huíamos dejándolo hablar sólo, hasta que llegaba el próximo incauto.

Conclusión
En resumen, celebramos nuestro aniversario 58 de una manera íntima y con anécdotas que la harán memorable, pues difícilmente nos vamos a olvidar de lo sucedido. Por cierto, en la foto de grupo faltó mi hermano Francisco Arnulfo Gutiérrez Santos Poucel, pues, por primera vez en su vida, fue el último en llegar y el primero en irse.

Terminamos esta breve reseña volviendo a agradecer a (1) el anfitrión por su iniciativa y generosidad al habernos brindado su salón de fiestas, y haber cocinado, (2) Miguel Angel por su exquisito y bien decorado pastel, (3) Chucho "Sorpresitas" Pontones por el tetraedro en honor a los willis que hemos permanecido fieles a las reuniones, con el agradecimiento a Rudy, (4) Marco Antonio por habernos obsequiado esa caja de buenos vinos, y (5) todos los concurrentes que hicieron con sus bromas, plática y amistad otra celebración más que nos engrandece y nos hace sentir más felices.



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