Williamescos

Sitio de los Williamescos: Compañeros de Generación de los años 50 del Colegio Williams en la Ciudad de México. La base de este grupo de muchachos de la tercera juventud es quienes cursamos el 1ro de primaria en 1951 y salimos en 3ro de secundaria de 1959. Desde entonces nos hemos venido reuniendo regularmente sin faltar un solo año. Este sitio es para tratar los temas de la amistad, las raíces compartidas, y el afecto por la escuela que ayudó a forjarnos.

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jueves, 6 de octubre de 2011

Reseña de la comida de octubre 2011

Asistimos un total de 14 Willis, aunque por un largo periodo solo éramos 13, para gusto de Chucho Goyeneche (quien lo considera su número de la suerte), y para tristeza del supersticioso de Chalela (quien prefiere pagarle a un mesero para que se siente y seamos 14)... por cierto, se extrañó la voz inconfundible del “Picoro” Munir quien anda en el Líbano de sus antepasados.

No vamos a mencionar los nombres de los asistentes, pues muy bien los pueden ver en las fotografías. Baste con decir, que el primero en llegar y en irse, fue Salvador Goofie Robles, y el último en llegar e irse fue Rudy Pasalajarra Vega.

Cuando llegó Flopis, Mark Anthony se le acercó a su auto y le dijo "me acaban de balear en el periférico." Y Luis bajándose del auto le contestó ¿era por lo menos guapo tu baleador? Pero al verlo tan pálido, se dio cuenta de que Pulgarcito no estaba bromeando. Efectivamente, en la parte trasera de su auto había tres impactos de algo y las calaveras estaban rotas. Pero, los proyectiles eran probablemente postas, municiones o diábolos, pues no habían atravesado la lámina. Pobre Pulgarcito, se llevó tan tremendo susto que parecía que traía corbata de moñito. ¿Quiénes lo habrán hecho?

El tono de la reunión fue agradable. Para empezar, llegó Chucho Pelucho quien desde hacía un año no asistía a las comidas, lo cual le dio un ambiente cálido y amistoso a la tertulia. Aparte, Mangel estuvo muy parco de palabras, seguramente porque estaba afónico y con gripa, lo que permitió que todos hablaran. Tal pareciera que nos hizo falta nuestro "mega bafle" Munir, pues todos nos escuchábamos sin necesidad de alzar la voz. Claro, nuestra plática social claudicó tan pronto llegó Rudy como a eso de las seis de la tarde, pues apenas agarró el micrófono, no lo soltó ni para beberse una copa, pues hablaba mientras sorbía, sin importarle que salpicaba a diestra y siniestra.

Gustavo estaba triste, apático, y algo aburrido hasta que hizo su aparición Rodolfo, en ese momento se le iluminó la cara y andaba como gallina que acababa de poner huevo. En ese momento se volvió dicharachero, hablantín y hasta cantador. Qué manera de iluminársele los ojos, probablemente hasta lloró, dándole gracias al cielo por la feliz llegada de su, de su, de su… amigo. Sin embargo, Rudy ni lo peló pues toda su atención se concentró en El Pelucho, a quien estuvo abrazando y besando, con el consiguiente coraje y rabia del buen Mogli.

Todos celebramos y brindamos el regreso de Chucho Pelucho a nuestras comidas mensuales. Por todo un año se dedicó en cuerpo y alma a su maestría, obteniendo el mejor promedio de su grupo. Esto es un claro ejemplo para todos nosotros, ya que, se dice fácil, pero hacerlo a nuestra edad... ¡no lo hace cualquiera! Como de costumbre, la perrada lo recibió con bromas, tales como: ¡para qué estudias tanto, si lo bruto nunca se te va a quitar!, ¡se te va a quemar el coco, el cual ya no tiene tanto pelucho como antaño!, ¡se te va a caer el pelo, más de lo que hasta ahora se te ha caído!, ¡ya no te vamos a decir El Pelucho, sino El Sinpelucho! etc, etcétera. Sin embargo, a pesar de que él no quiere, se debería difundir, por su mérito, valor y carácter, el gran esfuerzo y magnífico resultado de nuestro querido amigo y compañero Jesús S. Goyeneche por haber conquistado otra de las varias metas que hasta ahora se ha propuesto y conquistado.

Por llegar tarde, tanto José Luis Bioquímico Vega, como Rudy Pasalajarra Vega, se les recibió con una ley del hielo momentánea, lo cual les sorprendió, estimulándolos a proferir insultos a los asistentes in situ, groserías que fueron interrumpidas por las tremendas carcajadas de los Willis. Nuestro querido y único Bioquímico expresó molesto “Ya no sé cómo decirle a Luis si Flopis, El Pastor, El mamilitas o el Chinchulín pues es de aquellos de que, desde que llega está chingue y chingue al prójimo cual vil ladilla de las ladillas y lo peor del caso es que cómo todo buen Pastor dirige a sus ovejas; cuando llegué les pidió a los Willis presentes a que no me pelaran, que hicieran de cuenta que no había llegado y lo peor de todo, es que todos le hicieron caso. Al terminar la broma, Flopis se carcajeó hasta ponerse rojo de la broma mamona. "¡Qué pena que no le dio un infarto!” Rudy comentó: “Señores a sus madres queridas las quise y respeté mucho, pero ustedes ¡son unos hijos de la rechingada!

A pesar de la broma del silencio, Pepe Luis Bioquímico dijo que “me da muchísimo gusto ver al Pelucho igual que siempre aunque con menos cabello, y aprovecho para felicitarlo por haber terminado su especialidad en Administración, un verdadero logro de esfuerzo ya que a nuestra edad solo él y Beto Willebaldo han tenido la fuerza para hacerlo. Felicidades Chucho y de paso a Beto.”

En cuanto a nuestra reunión anual, las principales decisiones y confirmaciones fueron:
  • Lugar y fecha de la reunión: Casa de José Luis Vega Alarid el viernes 18 de noviembre a las 14 horas.
  • Cuota: $700 pesos, lo que incluye playera y gorra;
  • Comida: Vampiros.
Pepe Pistolas nos recordó que el sitio de la reunión es allá por las calles de H2O y no pidió que “no vayan a salir como Ninel Conde que le preguntaron qué significaba H2O + CO + CO y ella que presume de saber mucho de química contestó: “que, ¿me creen tan pendeja?, pues es agua de coco”.

Rudy quedó muy conmovido y complacido ya que su tocayo Vega Alarid le confirmó que compró un teclado especialmente para él, para que así nos pudiera deleitar en la reunión anual.

Se habló también de la necesidad de buscar otro sitio para nuestras comidas mensuales. "Todo tiene un ciclo, y éste lugar probablemente ya concluyó el suyo", dijo Mark Anthony, nuestro intrépido organizador de las comidas mensuales. Efectivamente, la calidad de la comida ha decaído, a veces adulteran los tequilas y sobrecargan las cuentas. En la comida de septiembre, un mesero se quejó de que uno de nosotros se había ido sin pagar, por lo que inmediatamente Marco Antonio cubrió la cuenta. La sorpresa fue que al cotejar esto con el aludido, ¡resulta que sí pagó! De tal manera, ya existe un cierto malestar que se ha venido acumulando. En fin, creemos que ya llegamos al fin del ciclo en la Destilería, por lo que se volvió a formar el comité de exploración culinaria formada por Pulgarcito, Flopis y el Mosco, comité que saldrá cada martes de cada semana a un nuevo restaurante hasta encontrar uno que reúna las características necesarias para el buen convive Williamesco. Por supuesto, el que quiera acompañarlos, es bienvenido.

Pelucho propuso una reunión con nuestros hijos para que se conocieran y de ser posible, entablaran amistad entre ellos. A todos les gustó la idea y propusieron que Pelucho y Flopis organizaran la reunión. Se informó que la reunión con parejas sigue en pie, y el organizador es Charlie Boy. Pepe Pistolas, Bioquímico o José Luis Vega Alarid propuso una reunión con las viudas de nuestros compañeros que se nos adelantaron, pero se concluyó que a la mejor no era una buena idea, pues las viudas no nos conocían a todos.

Embargado por la emoción, José Luis tomó la palabra y dijo: “quiero expresar públicamente mi agradecimiento por ésta labor tan bella que han estado haciendo en reunirnos a todos cada año en una comida institucional y a Marco Antonio quien se ha echado a cuestas el recordarnos mes con mes la comida del primer martes.” Y los Willis para no quedarse atrás, le dijeron que le agradecían sus crónicas y el haber prestado su casa para le reunión anual de éste año.

En esta crónica participaron José Luis Vega Alarid, Jesús Pontones y Luis Emiliano Gutiérrez. Ya no los cansamos y nos despedimos con un fraternal ¡Abur!


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