Williamescos

Sitio de los Williamescos: Compañeros de Generación de los años 50 del Colegio Williams en la Ciudad de México. La base de este grupo de muchachos de la tercera juventud es quienes cursamos el 1ro de primaria en 1951 y salimos en 3ro de secundaria de 1959. Desde entonces nos hemos venido reuniendo regularmente sin faltar un solo año. Este sitio es para tratar los temas de la amistad, las raíces compartidas, y el afecto por la escuela que ayudó a forjarnos.

Busca aquí

martes, 6 de octubre de 2009

Reunión Anual 2009: Aniversario 50

Cincuenta Años de Haber Salido del Colegio Williams


Colegio Williams: Iniciamos nuestra Celebración de Aniversario con una visita a nuestro glorioso Colegio Williams de acuerdo a un programa preestablecido por nuestro Comité Organizador, compuesto por el Dr. Luis Emiliano Gutiérrez Poucel (Flopis), Arq. Jesús Goyeneche (Pelucho), Ing. Jesús Pontones Llarena, (Sorpresas) Lic. Marco Antonio Sordo (Pulgarcito), Ing. Felipe Diez Martínez (Honesto), e Ing. Miguel Ángel Barrientos (Lambada). Llegamos treinta y seis condiscípulos, dos de los cuales (Aguirre y Torroja), por llegar tarde, no figuraron en la fotografía de grupo frente al Castillo.
En primer lugar llegamos la mayoría mas o menos a tiempo, siendo recibidos cordialmente por Arturo Williams y su hijo Juan Williams. Casi todos llegamos con nuestro blazer azul y nuestros pantalones beige, excepto algunos traviesos que quisieron llevar la contraria, viéndose como moscas en leche en las fotos. Luego, pasamos a las oficinas y a Luis se le ocurrió sentarse en la silla del Director, en el Salón Morisco, ahora la oficina de Juan Williams, hijo de Arturo. Luis le pidió a Gustavo (Mosco) que le sacara una foto, lo cual inició una serie de fotos en la bella oficina.


Salimos de las oficinas
y nos colocamos para la foto de grupo en la puerta de entrada al Castillo y sobre las escaleras. Hacía mucho calor, pero valientemente todos mantuvimos el saco puesto, aunque Chalela sudaba como Camello Alberquero. Dillman apareció y nos sacó mil fotos con su cámara alemana. Su hijo Alejandro, gentilmente estaba operando el equipo fotográfico.

En tercer lugar
, fuimos a lo que era antiguamente la entrada a los comedores, el Salón de los Espejos, en donde nos tomamos varias fotografías en las escalinatas.


Los muchachos y muchachas que pasaban, nos veía con interés y curiosidad. ¿Quiénes son?, preguntaba uno. ¿Son ex alumnos?, ¿Cuándo estudiaron aquí? preguntaba otro.
Finalmente, de la entrada al Salón de los Espejos, pasamos al Auditorio “Camilo Williams”, en donde Luis tomó la palabra e hizo una remembranza de nuestra generación y las verdaderas razones por las cuales estábamos reunidos. Entre otros puntos, mencionó: (1) Que aun cuando somos la promoción 1951-59, los que estamos presentes en realidad representamos a toda la magnífica década de los 50s: “Somos los niños de la Posguerra”; (2) Que estábamos celebrando nuestro aniversario en honor a nuestros recuerdos, y a nuestra amistad de 58 años; (3) Que estábamos ahí por al afecto y agradecimiento que le guardamos a nuestra hermosa escuela y a sus maestros, en especial a Mister Johnny y Charlie Williams; (4) Que el Williams nos ayudó a forjarnos como hombres de bien, y nos permitió conocernos en un momento de nuestras vidas en donde el patio de la escuela era todo nuestro universo. Terminó diciendo que “la amistad que acaba es que no había comenzado, y compañeros, la nuestra continúa”, lo cual arrancó algunas lagrimas a más de uno. Luis le pasó el micrófono a Felipe que de una manera sensible y original le rindió homenaje a nuestros compañeros que se nos adelantaron en el viaje sin retorno. En línea con el espíritu de nuestra generación, en lugar de guardar un minuto de silencio, nos pidió les diéramos un minuto de aplausos. Munir tomó la palabra, y con su característica forma de hablar, le agradeció a Arturo y a su hijo Juan Williams sus atenciones y generosidad por habernos recibido en lo que fue nuestra casa por tanto tiempo, a lo que Juan conmovido le dijo “…y sigue y seguirá siendo su casa”, lo que arrancó mas aplausos y lágrimas de los Willis. Fernando Hidalgo pidió la palabra y presumió que el entraba por atrás de la escuela, por la casa de Miss. Rose por ser amiga de su madre.

Fernando encontró, entre sus pertenencias, un cuaderno de la primera escuela fundada por Don Camilo el abuelo de Arturo, el cual se lo obsequió. Luis se dirigió a Arturo y en nuestro nombre hizo entrega de la tasa con el escudo del Williams y el logo de nuestra generación, así como el DVD de nuestro video: “Recuerdos del Williams”. Le pasaron el micrófono a Arturo quien le dio cierre al evento, aprovechando para decirnos lo que era el Williams en la actualidad, pero era constantemente interrumpido por Luis Cristino Valenzuela, que no se podía quedar callado de la emoción. Arturo nos invitó para hacer, en un futuro cercano, un recorrido a las instalaciones del Colegio allá por el Ajusco y San Jerónimo. Acto seguido, acompañados por el Acordeón de Manuel Riestra, cantamos el Himno del Colegio. Manuel terminó con “Las tres Dianas” y hasta ahí llegamos. Por cierto, el hijo de Arturo, Juan Williams es el vivo retrato de Mr. Charlie y con el rasgo inconfundible de los Williams: Orejas majestuosas. Finalmente salimos para nuestra Casa Club, la Residencia del Dr. Luis Emiliano Gutiérrez Poucel y ahí es otro relato: Como diría el filosofo Juancho, "ese ya es otro cuento".

Asistencia: Estuvimos presentes: Chucho Pontones, Felipe Diez Martínez, Fernando Hidalgo, Francisco Gutiérrez Poucel (el queridísimo y científico Popi), Guillermo Haddad, Gustavo Castillo, Jesús Goyeneche (el buen Chucho Pelucho), José Luis Vega Alarid, Marco Antonio Sordo, Salvador J. Robles Uribe, el Dr. Aba Castañeda, Beto López Peña (quien iba disfrazado de boy scout, háganme el favor), el historiador y por cierto simpatiquísimo William Wood, otro historiador Munir Chalela, Mangel Barrientos, Carlos Castellanos, Luis Emiliano Gutiérrez Poucel (el amigo de todos los niños), R³ (Roberto Rodríguez), Luis Platas Pacheco, Jorge Hammeken, el jotógrafo Jorge Dillman (con su hijo, a quien quiere como si fuera de él, pero se le parece más al Flopis), Emilio Cortés Reyna, Luis Cristino Valenzuela Colín con su cuñado, Manolo Riestra con su inseparable acordeón (y llevando la contra, y como mosca en leche, vestido diferente al resto solo por joder), Nacho Garciatellez (encantador como siempre), Pepe Rodríguez Iglesias, Rudy Vega (simpatiquízimo). ¡Oh, las sorpresas!: Enrique Castillo Pesado, Gustavo Aguirre Blum, Horacio Román, Vicente Villegas Olvera, Ildefonso Solórzano, Juan Limón Ariza, Ricardo Pesqueira, Victor Manuel García Moreno, y Xavier Lozoya. Los que brillaron por su ausencia fueron: Jorge Solís “El Güevo”, Rafael Osés, y Jorge Stahl.
Casa de Luis: Algunos de los Willis que fueron a la foto, como compromiso ineludible, no fueron a la comida. Los pobres no saben de lo que se perdieron, pues la tertulia estuvo fenomenal: Comida y bebida de primera, ambiente inmejorable, película, música viva, en sí, casi imposible de mejorar el evento. Javier Torroja, quien no pudo asistir a la foto, llegó pasaditas de las 4 de la tarde apenado: “Yo llego aunque tarde: ¡Está ocasión no me la pierdo por nada del mundo!”. “Oye”, le decía a Luis Emiliano, nuestro anfitrión, “…no habrá manera de que me incluyan con PhotoShop en la foto de grupo.”
Cuando llegaron R³, Emilio Cortéz, los Dillman y José Luis, ya se habían escogido los mejores lugares (los de sombra) y como estaba haciendo un calor infernal, les tocó como en los toros, estar del lado de sol. Los meseros tardaron en entrar en acción, José Luis pidió una Coca Cola y se la trajeron 15 minutos tarde, gracias a que Munir les volvió a insistir. No era el día del pobre José Luis Vega Alarid. Chucho lo regañó por haber abandonado su chamba de cronista oficial de las reuniones. “Ya déjate de tantos dramatismos y sentimentalismos…, retoma tus obligaciones de inspector, digo…, de… revisor, ¡no, no, no!.. quiero decir de cronista de nuestras comidas. Las tuyas son las oficiales sobre las cuales el Flopis se basa para sacar las finales… Si sigues de mamerto, te vamos a… ¿Cómo se dice,…como se dice? ¡Ah sí!, a disciplinarte”. Luego, cuando llegó el trió (o los rascatripas, como les dice Pepe Luis), Jose Luis les pidió que cantaran “Novia mía” y le pintaron un violín.

El evento se fue desarrollando en armonía y alegría: Comimos desde botana (los chicharrones con la salsa estaban sensacionales ¿o habrá sido que ya había hambre en las filas?), los tacos riquísimos, sobre todo los vampiros, aunque Munir decía que los mejores eran los de arroz. Durante la comida y para que rindiera el tiempo, los organizadores empezaron a repartirnos, un “pin” (increíblemente bello), una taza con nuestros logos, y una credencial con fotografía de cuando niños (que ingenio y qué maravilla de haberlo hecho; gracias Chucho Pontones). De nuevo hay que rendir pleitesía a la manera de comer de algunos de nuestros Willis: Popi, Hidalgo, Dillman y Chalela no se separaban de la taquiza: Paraditos con plato en mano, comiendo taco tras taco, parecían sacapuntas tragándose lápiz tras lápiz. A ellos les va muy bien la frase: “No hay amor más sincero que el amor a la comida.”

Al final de la comida, nos presentaron un grandioso pastel, la gracia fue que llevaba el escudo del Williams y el logo de la generación, que, además de original, ¡riquísimo!. Chucho Pelucho, Willie Wood, Jorge Dillman y el Mosco, en el momento que Luis iba a cortarlo, le metieron la cara hasta el cuello en el pastel. Pobre Flopis, casi lo asfixian. En un descanso de Chalela, cuando por un breve momento había dejado sus queridos tacos y le entraba a medio kilo de pastel, se le acercó a Flopis y le dijo: “Oye, tú pastel esta salado, seguramente me tocó uno de tus mocos”... !Qué refinamiento, qué clase!.

Durante toda la comida, Willebaldo López Peña traía embrujados a varios platicándoles no se qué burrada, pero los tenía con la boca abierta. Imagínense, todos bien elegantes de blazer azul, pantalones beige y corbata roja, y el enano López Peña llega de pantaloncitos cortos. Pero, como él dice: “Así me mandaba mi Mama a la escuela, hasta que mi querido Abuelo le dijo ‘ya mándalo con pantalones, ya es todo un hombre’. Caray, como quise a ese viejo!” Si ese es el caso, ahora en su segunda juventud revirtió a los pantaloncitos cortos, a dejar de ser hombre para convertirse en ¡todo un escuincle baboso!
Una vez terminado el pastel, pasamos a ver la película que elaboró, editó, produjo y dirigió el próximo premio al Oscar Luis Gutiérrez Poucel, así con letras doradas. La película es buena para nosotros y creíamos que podía resultar aburrida para personas ajenas al grupo, pero que creen: Qué Karen Blum, la encargada de Promoción y Difusión del Colegio, y quien ayudó a Flopis a montar la operación de fotos blitzkrieg, le habló y le dijo que “…nos encantó su vídeo, esta maravilloso, inclusive la parte de los apodos”. Hay que reconocer que todavía hay algunas omisiones en los nombres y faltaron algunos apodos, como el de Dumbo, que le pusimos a Arturo William (y si no, véanle las orejas de cuando joven), o al del maestro de encuadernación a quien le decíamos “Pirrín”. Pero, no solamente critiquemos, ahora que todos tenemos el DVD, ayudémosle y enviémosle al Flopis las correcciones del caso, no seamos flojos. Recuerden que las fotos de los grupos con los nombres están montados en el blog desde hace varios años.
Al terminar la película, salimos al jardín con el pretexto de que ya había llegado el trío “Rasca tripas”, quien acompañó como primer número al Coro “Los Peluchos” (así los bautizó Pepe Luis), cantando la bella melodía “Como han pasado los Willis” del poeta que en el aire las compone “Flopis”. Después, Gustavo Aguirre "El Estoques" cantó, y pulsando la guitarra que le arrebató a uno de ellos, una canción en maya que nunca supe cómo se llamó ni que decía (a lo mejor nos estaba insultando y ni por enterado nos dimos). El colmo fue que cuando terminó de cantar se le aplaudió hasta rabiar. Dio la impresión que el trío fue para R³, pues desde que llegó, no lo soltó y como no le gusta, se puso a cantar todo el tiempo y para darle más “caché” a su canto, traía su abrigo o gabardina o rebozo (nunca supimos que era) en la mano y cuando cantaba, hacia movimientos de un alto refinamiento femenil como modelo en pasarela.
Hubo muchísima plática y fue imposible captar todo lo que se decía. El Mosco que vive para fregar al Flopis, le dijo: “¡No se dice promoción, señor, se dice generación!” Nacho Garciatellez intervino en defensa del Flopis diciendo que el término promoción también se empleaba en español. A lo que Gustavo contestó: “Por favor déjame joder a éste güey… ya todo mundo le dijo que habló muy bonito, ahora hay que bajarlo un poco.” Alguien le preguntó a Luis Cristino que si él le había sobado el trasero a Morones y rápidamente contestó: “no, no fui yo, ese era Abelardo”... Hay Abita, no te sabíamos esas mañas. Hay que destacar que Carlangas Castellanos trajo dos cajas de un muy buen vino. Y cuando Luis ofreció pagarle, Carlos no aceptó. Claro, después de terminada la función de cine, salimos con la garganta tan seca, que si no ha sido por la bondad de Carlitos, morimos de sed. De las 24 botellas que trajo, solo quedaron nueve botellas. Carlos, si no aceptaste el dinero del Flopis, por lo menos acepta nuestras más sentidas gracias.

Los primeros “pedos” fueron Vega Pasalagüa y Willebaldo López Peña. Más tarde, Luis Platas, Marco Antonio y Carlos Castellanos empezaron a hablar chistoso. Riestra empezó a regañar a Gustavo Aguirre, y le ordenó a nuestro anfitrión que alimentara a su asistente. Luis le contestó, "porqué no lo alimentas tu Güey", a lo que Riestra respondió de mala gana: “Yo soy invitado”; "sí", contestó el Flopis, "pero yo no lo traje baboso". R³ escondió en su reboso o gabardina la cámara de Luis, quien andaba como loco buscándola por toda la casa. R³ decía que la estaba cuidando para que nadie se la robara (?). Chucho Pelucho le metió senda regañada a R³ por estar tomando: “Si serás retrogrado, tu no debes tomar es malo para tu salud, aparte de que eres un borracho pesado”. R³ contestaba ofendido: “Pero, si apenas llevo tres”. Caray, si con tres se pone tan plomo, para la próxima vez le llevamos bozal. A las 9 de la noche, la fiesta estaba en pleno apogeo. El Dr y Gral. Manolo Riestra tocó el acordeón con gusto, fruición y pasión. El buen Rudy Vega pasó a tocar el piano (dijo que él era concertista, pero creemos que concierta citas con las damas alegres, o no sabemos qué es Concertista). Riestra trató de tocar el piano a dos manos con Rudy, quien –después de unos ruidos destemplados-- se levantó ofendido exclamando: “Yo no toco a dos manos”. A lo que el Mosco le dijo: “¿Desde cuándo tocas con una sola mano?”. Mosco nos comentó que un afinador fue al departamento de Rudy y le dijo:

- He venido a afinar el piano.
- Pero yo no lo llamé -respondió Rudy.
- No, me llamó la gente que vive en el piso de arriba.

Pero como sucede frecuentemente con los que tocan algún instrumento y chupan, cuando no hay silencio absoluto, se ponen monteros, perdón, perdón, quise decir PESADOS. Y es que éstos músicos, en lugar de tomar en vasos como el resto de nosotros, estaban chupando en floreros. De tal manera, el gran General y afamado Doctor Riestra se negó a seguir tocando su acordeón porque había mucho ruido, y el concertista Rudy Pasalagua se rehusó a seguir tocando el piano porque no lo escuchaban. Así es que el resto de nosotros los mandamos a volar y seguimos cantando nuestros boleros y rancheras con nuestra música interna, y hablando de babosada y media.

Sordo regañó al Flopis diciéndole que él quería haber hecho la elogia a los que se fueron antes de tiempo, pero como se había puesto a Jelipe, pues que no había cuete. El Flopis le dijo, “Mark Anthony no seas llorón, si tu viniste a la comida de organización con los Chuchos en donde finalizamos el programa y se propusieron los nombres de los que iban a hablar.” Sordo contestó: “Sí, sí estoy de acuerdo, pero de todos modos ya ni la ch…”

Retirada: Alrededor de las 19:00 empezaron a retirarse los primeros: Xavier Lozoya, Memo Haddad y Pepe Rodríguez. Los Dillman partieron poco después. José Luis Vega se retiró a las 20:30 hr. Y así, progresivamente, empezaron a retirarse el resto de los Willis. A las 22 horas, momento en que el evento se suponía debía terminar, quedaban Marco Antonio, Rudy y el compinche de Luis, Jelipe Diez Martinez que seguramente pensaba que era otra de las muchas tardeadas que organizaban en secundaria.
Epílogo: Conforme se acercaba el 2009, aniversario de cumplir 50 años de salir de nuestro querido Colegio Williams y 58 años de habernos conocido, nos preocupábamos por lograr una celebración especial. Entre más discutíamos y proponíamos, más nos dábamos cuenta de que cada vez que nos juntamos, independientemente del lugar y ocasión, nos la pasábamos muy bien. Comprendimos que no teníamos que rompernos la cabeza para hacer nada especial, pues con tan solo ser nosotros y revertir a aquellos niños de 10 años y hablar de nuestras burradas, asegurábamos una reunión especial, única y sensacional.
Y señores, así fue como transcurrió: Fue una reunión inolvidable, probablemente porque gran parte de la vitalidad de nuestra amistad radica, no sólo en nuestras semejanzas e historia compartida, sino en el respeto a nuestras diferencias.
¡Qué Viva el Williams y su Generación 1951-59!






¡QUIÚBOLE MIS WILLIS!

Antes que nada, permítanme aclarar que ésto no es ninguna pinche crónica, sino tan solo unos comentarios de su “CHARRO EL PELUCHO”, y es que vale la pena destacar algunos. La crónica se las dejo a los escribanos oficiales, quienes son los que saben hacerla. Yo solo llegué hasta 5º de plastilina y me volaron, pero en popotítos y mentadas me fue de poca.

En primer lugar, que pinche FIESTONOOOOOOOONOOOOOOOON, me cay que no tuvo progenitora, yo la pasé de PELUCHE y me divertí como un LÓPEZ cualquiera; es decir, como un pinche enano. Casi lloro con la visita al Williams, me cay que los recuerdos me llegaron de putazo y me madrearon hasta la médula, sobre todo cuando estaba en lo que fue el comedor (yo era medio-interno) y con qué cariño recordé el arroz con frijoles que hasta en la actualidad no puedo dejar de comer. ¿Cómo la pasé? pues platiqué con todos los pinches Willis y a todos los besé y babeé, vi caras que hace un chingo no veía, no comí.. tragué, no bebí.. me empedé, mente madres a placer, me expuse abiertamente a un ajusticiamiento y/o disciplinamiento del Flopis ya que fui el artífice de “la mordida” al pastel, le chingué un puro al Pulgarcito y me lo fumé plácidamente, me reí a rabiar, disfruté la película a madres, disque canté y además, con tanta bebida que ingerí, me eché unas meadas deliciosas y de campeonato (¡bueno! hasta el Rocco que me vio y además, con un chingo de envidia, me ofreció uno de sus arbolitos de por atrás de la casa) en fin, todavía estoy paladeando la pinche fiesta. Pobre del pendejo que no la disfrutó, allá él.

Y a propósito del hijo de la chingada del enano López Peña, “QUE POCA MADRE” de cabrón, me cay que cuando este güey me invite a cenar a su casa yo le voy a llegar de “tanga” y que se chingue; “que pinches fachas”, y esto lo hizo, ¿por qué creen?, “pos claro”, “solo por joder”. Que pinche blazer ni que la chingada, ahora y para que se lo sepan estos pinches organizadores (que piden: saco azul y con corbata) voy a ir como auténtico naco de la “Merced”. Ahora mis pinches Willitos, podrán ver todos ustedes … ¿el porqué?, yo trato de tomar todo a la chacota, cuando uno quiere hacer cosas serias no falta un hijo de su madre que nos mande a la chingada. Mira que ponerse pantaloncitos cortos de marinerito y deslavados, un putito morralito al hombro, calcetines altos de ejecutivo y unos guaraches-tenis; bueno….. ni en los sueños más puñeteros de mi brother “El Grandote”, y ya ven que el cabrón es fachudón; pero,…. ¿qué tal llego el buey, eh?,.. de purititito Peluche, ¿a poco no?, hasta guapo se veía el güey. (claro, sin tomar en cuenta el cuerpo de mastodonte que tiene) Pero… ya la pagarás cabrón enano, ¡ya verás!, algo se nos ocurrirá para el revire, hasta he estado pensado en soltar al Dillman y dejarlo suelto todo el tiempo.

Y el otro cabrón de Manuel Riestra, solo por joder, vino vestido al revés, con un saquito beige y pantalones obscuros. Primero dijo que iba venir de Guerrera, y luego viene diferente solo por llevarnos la contra. ¡Pinche Gachupas cabrón! Aparte anduvo de pesado molestando y regañando a todo mundo durante la comida. Carajo, voy a tener que consultar a mi tocayo Chucho y al Flopis para ver cómo nos vengamos de éste cabrón.

Bueno… dejando ya las pinches “naqueses” a un lado, se fijaron en el escuálido del Emilio Cortés Reyna, con su facha de poeta descontinuado, que cabrón tan lindo, (como suele decir el Rudy) encajó de poca madre en los Willis. El pinche flaco también se divirtió como un LOPEZ cualquiera. El güey estuvo a sus anchas, bebió, platicó y cantó, como si hiciera un chingo de años que hubiera estado anual y, últimamente, mensualmente con nosotros: ¡BIEN VENIDO PINCHE FLACO! al seno de tus amigos de la niñez. Además, éste cabrón es de mi club, el de "los peludos y huevudos".

Y no faltó otro pendejo que hiciera su pinche gracia. Mi brother el Flopis andaba ya bastante desesperado… por no decir, rete-encabronado por la siguiente mamada que le hicieron: Fíjense que el güey se tuvo que pasar un buen rato, busque que busque su pinche cámara que había dejado encima de la mesa, ¿y qué,… creen? que el pendejo del que les hablo, la había disque guardado en su pinche abrigo y la tenía envueltita sobre una sillita bien aparte. ¿Saben cuál fue su puta explicación?, disque porque TENÍA FRÍO la pobre camarita, ¿pueden ustedes creer esta increíble pendejada? "pos…, si todos nos estábamos defecando de 'la calor' a esas horas". ¿A quién se le iba a antojar estar cubierto con un abrigo?, y pos a una camarita, mucho menos: ¿O… qué creen ustedes?. Esto me hizo recordar el espeluznante caso (por cierto, no resuelto) de aquel "celular perdidito", el del Pulgarcito, ¿lo recuerdan?, que en medio de una comida, en nuestra propia mesa y ante los ojos de todos nosotros, desapareció el flamante teléfono celular del pPp, (pinche, Pulgarcito, puto; ¡si!, P³). Me requeterresisto a pensar de que tuviéramos un Mickey Mouse en los Willis (en nuestro grupo hay: Burros, bueyes, mulas y algunos gallitos, pero ratones que yo sepa, no creo, ¿o sí?). Esto sería desastroso en esta etapa de nuestras vidas y del gran momento que estamos viviendo. Pero, (MUCHO OJO) si no hubiera sido por uno de los pinches “maîtres”, (el más nalgoncito) que le entró el pánico al ver a mi brother el Flopis ya bastante encabronado, (y,… con ese tamaño de pelado y ya encabronado éste buey, pos’, realmente es como para cagarse del miedo) que le dice: “No patrón,… su cámara está bien abrigadita y sentadita en aquella silla, hace rato que aquel señor la puso ahí, que, porque 'disque está enfermita', por eso de la injluenza ¿sabe usted? y que por eso tiene mucho frío." Pospamí: ¡Qué “chingue a su madre” la influenza!, ¿o no? (ustedes, ¿Qué dicen mis Willis?).

Que pinche detallazo el de nuestros brothers: Juan Limón (el cítrico), Jorge Stahl (el torpedo) y Rafael Gónzalez Oses (el nuevo polaco) y quizá otros más de los que yo no sé, ya que estos compañeros nuestros abonaron su aportación económica y no fueron a la comida. Jorge específicamente aún sabiendo que no podía asistir, (padeció el siniestro de un incendio en su negocio; él, afortunadamente está bien) mandó decir que: se aplicara su participación económica para los que no podían pagar; compañeros: son ustedes “UNOS SEÑORES” con mucha clase y requetebien chingones; y, no puedo dejar de mencionar en este mismo tenor, a nuestro pinche organizador en jefe y el anfitrión de nuestra fiesta, mi brother el “pinche Flopis”. Si, ya sé, ya sé, que ya le hemos colgado hartas medallas por su proceder y cariño hacia los Willis, pero deben de saber todos ustedes, lo siguiente: Cuando había cierto temor por la demora y falta de pago por parte de mi tocayito Pontones y mío; Luís, (el pinche Flopis) nos dijo: ni se apuren amigos, cualquier faltante si lo llegare a haber, lo cubro yo personalmente, ¡me vale madres! si pagan o no, en mi casa yo no le cobro a nadie. Como ven, otro pinche SEÑOR con clase y así, con mayúsculas. Claro que…. después de oír al pinche Flopis; yo, luego, luego, (nada pendejo que soy) que le digo a mi tocayo,… ¡oye tocayo! yo me voy a hacer pendejo con la pinche cuota, ………. al fin que el Flopis paga todo…. el médico me dijo que, de milagro no se me había roto el brazo, pero el brazo izquierdo (el de las porlas) casi no lo movía yo el día de la comida del putazo que dio mi tocayo: “de que pagas, pagas, pinche tocayo”, ya ven que este cabrón tocayo no se anda por las ramas... Pues si nada más fue una simple ocurrencia pinche tocayo.

Y hablando de mi tocayo, lo vieron de viejo mustio y rabo-verde poniéndole la W en el pecho a la niñita del Williams (no, no es Macorina, creo que se llama Karen) ella nada más le dijo, “oiga: señor, señor”…, me regala una W de esas que traen todos y mi tocayito (nada güey) luego, luego de ofrecidote; claro que sí, m’ija, y que en chinga se sube a un escalón para alcanzar el pechito de la niña (porque estaba bien altita, ¿recuerdan?) y que en chinga le planta una W y… le decía: déjame que te la pegue biennnnnnnn, espérate que no pegoooooooooooo, no sé cuantas veces se la pego y le andaba preguntando ¿no quieres otra? ¡A que pinche tocayo!.

Al que fue un pinche gustazo reencontrar, fue al expitoloco; digo,… al expiloto, el nórdico Gustavo Aguirre Blum, que “buen pelado es este cabrón”, (me cayó de poca madre) de hecho yo no lo conocía bien, pues siempre fue un año abajo, así que sólo lo recordaba de vista y por las fotos que tenemos de él. Claro, que de las fotos de jovencito a como está ahora el güey, hay esforzarse un chingo por encontrarle algún parecido, y es que el tiempo no pasa en balde y está rete cascado el pinche Blum, pero haciendo un esfuerzo serio, se le reconoce. Pero lo que sí, es que éste pinche BLUM es una estrellita marinera: El cabrón toca todo, empezó por la guitarra, siguió con el acordeón y terminó con el piano. Oye Blum ¿tocas el pito? Ohhhhhhh, pos’ en la música brasileña se “toca el pito”, ¡ohhh…en serio!

Mi otro brother, el maricón del Rudy, ¿Cuándo entenderá él muy cabrón? que a mí no me gusta irme de viejas después de cada reunión que tenemos. El pinche ojete, cada vez que estamos juntos al final de una reunión, remata diciéndome: vámonos de putas, ¡NO CABRÓN, entiéndeme!, yo no sé, ¿CUANTO COBRAR? ni en que esquinas se ponen las buenas y además, me da miedo “la polecía”, para ser puta se nace no se hace y yo nací inocente.

Ya para terminar, déjenme que les cuente que al llegar saludo a aquel que nos leyó la cartilla. ¿Se acuerdan?: "A mí señores, me hacen el favor, de hoy en delante, de respetarme y llamarme por mi nombre autorizado oficial y legalmente en el mundo de los negocios, la política y la información, que es en el que me desenvuelvo y que responde al de: Lic. Enrique Castillo PESADO, que no, Enrique Castillo MONTERO, porque en cierta ocasión, y a grito pelado en un restorán, Tony Smith... Etecétera, etc., etc. ¿Ya se acordaron, no? Bueno, pues muchos de nosotros le contestamos en la forma más cortés posible, inclusive me salí de mi pelafustán estilo y les juro que fui amable, cordial, formal, propio y serio. Es más, no emití copia a ninguno de ustedes para no hacer olas, y, desde luego, diciéndole que yo también me quito el apellido y que prefiero el Goyeneche al Sánchez, porque así se me hinchan (y que le suplico a mis amigos que así me llamen) y, así lo uso; es decir, dándole toda la confianza del mundo. Y… ¿qué creen? que llego y lo saludo: ¡Hola Enrique!, ¿Cómo estás? (sin siquiera decir Castillo) y me contesta: ¡Hola Sánchez, muy bien!, porque tú eres Sánchez, a mi que no me digan, yo sé que tú eres Sánchez. A esto, le contesté: ¿Pues qué pasó mi querido Enrique?, que conste que eres tú el que empezó y hace las aclaraciones. Y me contestó: ¡No, no, no!... hay muere!. Algunos de ustedes fueron testigos de este diálogo. O sea, aquel no puede negar la cruz de su parroquia, sigue siendo Willie y le gusta joder cuando está contento y… sin más comentarios.


EL PELUCHO

Los Willis

Archivo del blog

Quienes somos?